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Batallas

Hace años, cuando se visitaba El Escorial, se pasaba por un largo corredor decorado con frescos. El guía apenas se detenía allí y no había tiempo de contemplar las escenas de guerra pintadas en los muros. Aquel lugar de paso se cerró en 1994 para iniciar la restauración que ha terminando ahora.La Galería Real Privada o Sala de Batallas tiene 55 metros de largo, 5,5 de ancho y una altura de más de siete metros hasta el centro de la bóveda. El visitante, incluso el que lo haya visto antes de la restauración, quedará asombrado al llegar a esta sala, que recibe la luz natural de nueve ventanas y está totalmente decorada con frescos del siglo XVI, en una superficie de casi mil metros cuadrados.

Batallas, como la llama la gente de la casa, responde fielmente a su nombre. Felipe II encargó a cuatro pintores genoveses, Granello, Castello, Tavarone y Cambiasso, que reprodujeran en los muros algunas de sus victorias. San Quintín, Gravelinas y la Conquista de las Azores. Y añadió una batalla de una época anterior, la de La Higueruela, que fue una operación de poca monta contra los moros de Granada en tiempos de Juan II, pero que aquí ocupa el muro principal de la sala. Es frecuente que los reyes se inventen victorias, pero la que aquí se inventó supera a los mayores inventos. Sin embargo, el conjunto es un prodigio, y la primorosa restauración le ha devuelto toda la belleza de la pintura del siglo XVI, que había sido repintada en varias ocasiones. En La Higueruela aparecen miles de personajes: vemos a don Juan II, con corona de rey, cabalgando detrás de su estandarte, y también a don Álvaro de Luna, su valido, con un curioso pendón: el de la media luna, símbolo musulmán, pero puesta boca abajo.

Los artistas tenían libertad para pintar en los frescos lo que quisieran, respetando el tema. Aquí aparecen cabezas cortadas sobre la silla del caballo, armeros fabricando ballestas, curas ahorcados e incluso alguna escena erótica. La Higueruela apenas fue una verdadera batalla, pero el arte consiste, lo dijo el gran Racine, en "hacer algo de nada".

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