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Ferran Madico dice que el éxito de 'Terra baixa' se debe a que "condensa el paso del siglo XIX al XX"

Diez años después de su último montaje profesional, dirigido por Fabià Puigserver, la obra más famosa de Àngel Guimerà, Terra Baixa, regresa a los escenarios catalanes. El próximo 30 de noviembre, el Teatre Nacional de Catalunya estrenará una versión de la pieza dirigida por Ferran Madico, que ha hecho una propuesta "desnuda y atemporal". Madico reconoce haber sentido una gran presión ante un texto tan popular base de óperas, películas y numerosas adaptaciones teatrales. Una obra cuyo éxito explica de este modo: "Terra Baixa condensa de una forma brutal el paso del XIX al XX".

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En la obra, escrita en 1895, el autor recogió la angustia derivada del paso del mundo rural al mundo urbano, el miedo a la diferencia y el desgarro que crea el hecho de crecer, y los plasmó en unos personajes que han adquirido popularidad más allá de la obra hasta el punto que uno de ellos, Manelic, tiene en Barcelona un monumento en su honor. Ferran Madico tuvo claro desde el principio cuál debía ser el enfoque que debía dar al montaje. Quería evitar por completo la arqueología teatral, el costumbrismo y el naturalismo, para resaltar la dimensión universal del texto. "Nos corresponde hacer un enfoque muy contemporáneo, de hoy en día. Es un texto que aguanta muy bien el paso del tiempo, gana fuerza con los años. Es un texto muy duro en el que vemos un Àngel Guimerà muy moderno", dice. Para Madico, cuando el autor escribió la obra, "el mito de la terra alta (la infancia, el calor de la madre, la patria) todavía existía", pero actualmente la soledad del hombre en el mundo occidental, la ansiedad y la angustia como males generalizados demuestran que "la terra baixa ha ganado la partida a la terra alta, ésta ya no existe en el sentido físico, sino sólo como posibilidad de imaginar dentro de nuestro espacio mental. Sólo el amor nos puede salvar".

En su montaje, ha intentado subrayar que "Manelic es la bajada a los infiernos de un hombre inocente", y es la plasmación palpable de que "para poder crecer, todos necesitamos matar algo, sea a Sebastià, sea nuestra inocencia, para podernos integrar en esta sociedad que es la terra baixa, brutal, rastrera". El director teatral ha querido descontextualizar la historia, porque "la bajada a los infiernos de Manelic, el paso de la preconciencia a la conciencia es algo siempre vigente, y ceñirse a una época significa explicar cosas sólo de esa época".

El director ha compensado la sencillez de la puesta en escena con un intenso proceso creativo con los actores. "Se cargan todo el trabajo. Hacen un esfuerzo físico, de dolor interno. Están hablando de ellos mismos pero desde dentro, no desde fuera. Hoy en día el costumbrismo y el naturalismo corresponden a la televisión, y nosotros no explicamos la historia de una forma televisiva, sino que vamos a la esencia del teatro, que es el actor", subraya Madico.

El reparto de la obra está encabezado por Julio Manrique (Manelic), Ramon Madaula (Sebastià), Marta Marco (Marta), al frente de un equipo de 13 intérpretes en el que se encuentran también Carles Canut (Josep), Jacob Torres (Nando), Doctor Soler (Tomàs) y Anna Güell (Antònia), entre otros. Según Madico, cada uno tiene un papel importante "porque no hay ningún personaje gratuito, todos tienen su fuerza".

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Terra baixa se representará en el Teatre Nacional de Catalunya hasta el próximo 11 de febrero.

Silvia T. Colmenero

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