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El Ayuntamiento ocultó información valiosa a la Vital sobre un edificio

El Consejo de Administración convocará el 1 de diciembre una asamblea ordinaria en la que, entre otras cuestiones, ofrecerá detalles sobre los resultados de la auditoría externa. Entre ellos se incluyen algunos pasajes que afectan a otras instituciones. Uno en concreto se refiere al Ayuntamiento vitoriano, en relación al edificio de la calle San Prudencio, 30. La caja lo vendió por 800 millones, aunque con pago fraccionado se redujo a 667, a la entidad de previsión Juan de Urrutia. Aquello ocurrió en 1996. Un año antes, un socio de Gordo, Javier Sáenz de Valluerca, tasó el edificio en 1.394 millones. Hasta el mismo día en que se efectuó la venta, la Vital y el Ayuntamiento negociaron una operación similar. Sin embargo, el consistorio la rechazó porque, sin comunicárselo a la caja, tenía apalabrado con la otra entidad, Juan de Urrutia, el arrendamiento. Jover aseguró ayer que el Ayuntamiento "omitió la posibilidad del contrato de alquiler".En definitiva, salieron perjudicadas ambas instituciones. La Caja Vital obtuvo 745 millones menos de los que pudo ganar con la venta. El Ayuntamiento sigue en régimen de alquiler con un contrato de 20 años. En ese tiempo pagará 1.500 millones. Mientras, Gordo y sus socios, que han comprado el inmueble a la entidad previsora, podrán amortizar la inversión en una década.

"No lo vamos a vetar"

Pascual Jover, a la vista de las irregularidades anteriores, ha impuesto un código de conducta entre sus consejeros que incluye estrictas medidas, como declaraciones juradas de bienes. Además, la Caja Vital se regirá a partir de su mandato con nuevos mecanismos de seguridad, como auditar las operaciones financieras con riesgos de más de 1.500 millones o recurrir a dos tasaciones diferentes cuando venda activos en el futuro, e invitar a la operación de compraventa a posibles empresas interesadas. "A la menor desviación vamos a cortar por lo sano", advirtió el presidente.Jover, en cambio, no quiere cerrar por completo las puertas de la Vital a Gordo y sus socios. "Si tenemos un socio que no nos gusta", se explicó, "no volveremos a hacer negocios con él. Pero si hace una oferta muy razonable en cualquier cuestión y cumple los requisitos... No lo buscaremos, pero tampoco le queremos satanizar. No lo vamos a vetar".

Entre las escasas apreciaciones que introdujo a su discurso, Jover afirmó: "Se puede decir que la Caja Vital fue tonta y no acertó con el precio en San Prudencio". Sin embargo, no cree que pueda recurrirse a los tribunales por estas irregularidades.

Además del edificio de San Prudencio y el garaje de Dendaraba, la auditoría externa también ha confirmado que Gordo y sus socios sacaron partido de "entre 10 y 12 millones" en la compraventa de un local, otros 10,5 millones en una factura de una empresa de seguridad y más de 30 millones al comprar acciones del centro comercial Dendaraba.

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