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Entrevista:PETER TANNERINGENIERO CIVIL

"La gente quiere seguridad, pero busca adrenalina"

Habla despacio, con calma. Conserva aún un leve acento extranjero. Hoy se encuentra involucrado en pensar soluciones para evitar los riesgos que presentan las estructuras de las construcciones, riesgos que inevitablemente permanecen latentes en cada muro, en cada calle, pero que él procura reducir al mínimo. Él es Peter Tanner, un ingeniero civil que trabaja para el Instituto de la Construcción Eduardo Torroja. Nacido un 15 de mayo, tiene 37 años, que no aparenta quizá por su informal manera de vestir. Suizo de nacimiento, llegó a España en 1992 y decidió echar raíces en Madrid. Cuando era niño soñaba con ser arquitecto, pero luego se dio cuenta de que ya había demasiados alarifes, así que decidió estudiar ingeniería civil en la Universidad Politécnica Federal de Zúrich. Habla cuatro idiomas: alemán, inglés, francés y español. Paralelamente a su trabajo en el instituto, colabora en una consultora de ingenieros y cursa estudios de doctorado. Los escasos ratos libres, los dedica al cine, al deporte y a la lectura.Pregunta. ¿Qué percepción tiene de Madrid?

Respuesta. A mí me gusta Madrid. Es una ciudad muy viva, pero considero que hay demasiados coches y no estoy de acuerdo con las políticas del tráfico que se están llevando a cabo. Las cosas no se resuelven haciendo más carreteras que lleguen hasta el centro de la ciudad, ni haciendo más estacionamientos; por el contrario, se solucionan haciendo menos. Hay experimentos en ciudades nórdicas que así lo demuestran.

P. ¿Qué concepción cree usted que tienen los madrileños respecto al asunto de los riesgos?

R. Todos los madrileños los perciben, pero no tienen presentes las estadísticas en su mente. Además, en las sociedades occidentales hay una cierta tendencia de exigir más seguridad para la vida diaria. La gente quiere tener cada vez más seguridad en el tráfico, en los aviones, en el metro. Pero paralelamente, cuando llega el fin de semana, las personas están buscando su buena ración de adrenalina. Es un fenómeno muy interesante.

P. En su concepto, ¿cuáles serían los grandes retos en materia de seguridad?

R. Sin lugar a dudas, la gran pregunta sigue siendo qué riesgos se pueden aceptar. Ése es el interrogante básico, pero todavía no tiene respuesta y seguramente no la va a tener, porque es una cuestión de consenso. Además, quienes finalmente toman la decisión son los políticos. La tarea del ingeniero es poner cierto orden en las ideas y ofrecer las herramientas necesarias para tomar la decisión más adecuada.

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P. ¿El mayor riesgo en su vida?

R. Cuando era más joven hacía montañismo y, según las cifras, es una de las actividades en las que mayor peligro se corre. Otro riesgo grande es cuando me monto en un coche, por eso ya no lo he vuelto a hacer. Sólo viajo en metro.

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