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LA OFENSIVA TERRORISTA

Arregi admite que el PNV tiene difícil el pacto con el PSE si no "rectifica"

Luis R. Aizpeolea

El parlamentario del PNV y ex portavoz del Ejecutivo de José Antonio Ardanza Joseba Arregi admitió ayer que para su partido será prácticamente imposible alcanzar un pacto de Gobierno con los socialistas, tras las próximas elecciones vascas, si no rectifica la estrategia que adoptó al firmar el Pacto de Lizarra con HB. A pesar de ello, abogó abiertamente por un pacto de gobierno entre el PNV y el PSE tras las elecciones vascas. Arregi ve muchos inconvenientes a un acuerdo con el PP porque "este partido quiere sustituir al nacionalismo".

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Arregi, que ayer presentó en Madrid su libro La nación vasca posible, defendió la necesidad de recuperar un Gobierno plural en el País Vasco, que responda a la pluralidad social de esta comunidad, como la fórmula política más adecuada para su futuro. El parlamentario defendió que no proponía este modelo como una salida a la crisis de su partido, sino a la situación política general de Euskadi. En un terreno más preciso, Arregi, que viene manteniendo posiciones críticas con la estrategia del Pacto de Lizarra que adoptó su partido en 1998, abogó por la "reedición ampliada y corregida" del Gobierno entre el PNV, Eusko Alkartasuna (EA) y Partido Socialista de Euskadi (PSE) y el abordaje, en dicho pacto, del terrorismo etarra.

Con ello recordaba de forma crítica cómo en los pactos anteriores entre nacionalistas y socialistas -en 1987, 1991 y 1994- el terrorismo quedó fuera de los acuerdos del Gobierno vasco. Constató que los precedentes de pactos entre nacionalistas y socialistas no conllevaron un proyecto global y común para la sociedad vasca y se limitaron a abordar cuestiones coyunturales.

Admitió que para reeditar un pacto entre el PNV y PSE es necesaria una revisión profunda por parte de los nacionalistas de la estrategia marcada en el Pacto de Lizarra, pero también apuntó que ya existen algunas declaraciones autocríticas en su seno. Algunos dirigentes del PNV, dijo, ya han señalado que el Pacto de Lizarra "tenía que haber tenido otros contenidos y no debían haberlo sido sólo de nacionalistas".

Aunque reconoció que los errores cometidos por el PNV con el Pacto de Lizarra deben conllevar unas "responsabilidades políticas", que deberá asumir "cada uno", añadió que su partido suscribió dicho pacto con la "buena fe" de acabar con el terrorismo. También reconoció el agobio del nacionalismo vasco en su conjunto por las manifestaciones masivas de protesta, tras el asesinato del concejal del PP Miguel Angel Blanco en 1997 en Ermua. "Hemos minusvalorado la fuerza de la violencia por el germen destructor que genera en la sociedad", señaló.

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Rechazó el Gobierno de concentración -PNV, EA, PSE, PP- al que, a su juicio, sólo debe recurrirse en situaciones de "extrema gravedad" porque "deja al Ejecutivo sin oposición". Pero también argumentó las reticencias del PNV a pactar con el PP porque "quiere sustituir al nacionalismo".

Fue muy crítico con la posibilidad de un Gobierno de coalición entre el PP y PSE porque "radicalizaría al nacionalismo y podría verse favorecida la voluntad de ETA de sustituir al PNV" y consideró que "no sería bueno para la sociedad vasca" que el próximo lehendakari sea el ministro del Interior, Jaime Mayor porque "lo que se necesita en Euskadi es más diálogo entre nacionalistas y no nacionalistas".

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