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LAS CUENTAS DEL ESTADO PARA 2001

El canto a la ortodoxia del comisario Solbes

Bruselas exige destinar parte de los excedentes fiscales a reducir el déficit

La Comisión Europea defiende con tenacidad que los Quince, y en particular los países del euro, aceleren la marcha hacia el equilibrio presupuestario. Las recomendaciones elevadas por Bruselas en las grandes orientaciones de política económica, que en teoría deben guiar a los Estados miembros a la hora de elaborar los presupuestos nacionales para 2001, hacen especial hincapié en la necesidad de aprovechar el crecimiento para sanear las cuentas públicas.Las recomendaciones, dirigidas por el comisario Pedro Solbes, son un canto a la ortodoxia. Su objetivo a corto plazo es reforzar la recuperación económica y permitir que se materialice plenamente el actual potencial de crecimiento. A medio plazo, "contribuir a poner en marcha las condiciones generales que permitan a la economía internarse en el camino del crecimiento y el empleo sostenido, más elevado y no inflacionario".

Para ello, la zona euro debe no sólo centrar la política monetaria en la estabilidad de precios, sino esforzarse en "obtener lo antes posible, y mantener a medio plazo, posiciones presupuestarias próximas al equilibrio o excedentarias" y conseguir que los agentes sociales "sigan dando prueba de un comportamiento responsable que permita evoluciones salariales compatibles con la estabilidad de precios y la creación de empleo".

Bruselas insiste en particular en que los Estados aprovechen el crecimiento, superior a lo esperado, para que el año 2000 se cierre con un saneamiento de las cuentas públicas mayor de lo previsto por los programas de estabilidad actualizados para el periodo 2003. Estos programas prevén que el déficit público de la zona euro se quede en el 1,1% este año, el 1% el próximo año, el 0,6% en 2002 y el 0,2% en 2003. El objetivo voluntarista de Bruselas es llegar al equilibrio presupuestario el año próximo, a pesar de que la reforma fiscal en Alemania supondrá peores datos de déficit público en este país en 2001 respecto al año en curso.

Aunque siempre con mucha prudencia, el comisario Solbes defiende que al menos una parte significativa de los excedentes fiscales que están logrando las haciendas públicas se destine a reducir deuda pública y, como consecuencia de ello, el déficit. La Comisión no es contraria a las reducciones de impuestos, pero defiende que éstas beneficien sobre todo a los bajos salarios y sean siempre compatibles con el saneamiento presupuestario.

Las recomendaciones de la Comisión para que los presupuestos nacionales del próximo año permitan alcanzar estos objetivos pasan por mejorar las posiciones presupuestarias reduciendo el gasto más que aumentando los impuestos; poner en marcha normas rigurosas para que el crecimiento del gasto real sea inferior al crecimiento a medio plazo de la producción; reestructurar el gasto en beneficio de las actividades de investigación y desarrollo (I+D), innovación, tecnologías de la información y políticas activas de empleo; revisar los sistemas de prestaciones sociales de forma que incentiven el trabajo, se eliminen los desincentivos a trabajar y se adapten al envejecimiento de la población; simplificar el IVA y evitar la competencia fiscal desleal.

En el caso de España, la Comisión recomienda al Gobierno que se prepare para un ajuste presupuestario en el caso de que haya signos de recalentamiento de la economía; mejorar el control del gasto corriente; aumentar progresivamente los recursos del fondo de reserva de jubilaciones para tener en cuenta el problema del envejecimiento de la población, y seguir respetando el pacto de estabilidad interno. La Comisión recomienda también a España que refuerce la capacidad de las autoridades independientes de la competencia; continuar la reducción de las ayudas sectoriales (ferrocarril, carbón y naval); reforzar la libre competencia en gas y electricidad; acercar el precio del agua a su coste real; aliviar las cargas administrativas de las empresas y mejorar la flexibilidad laboral.

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