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Barcelona convertirá en públicos 45 patios de manzana del Eixample

45 patios de manzana del Eixample pasarán a ser jardines de uso público. La comisión de Urbanismo del Ayuntamiento de Barcelona aprobó ayer una modificación de la normativa que permitirá al gobierno municipal negociar con los propietarios la cesión de estos espacios al municipio, a cambio de poder realizar obras en el subsuelo. La comisión dio también luz verde al uso como hotel del edificio que fue el hotel Florida, situado a escasos metros de la cima del Tibidabo, por el que se ha interesado una empresa estadounidense.

Expropiar un patio interior de manzana en el Eixample puede salir por unos 1.500 millones de pesetas. Una cantidad que el Ayuntamiento no se puede permitir repetidamente. Para lograr que estas zonas se conviertan en suelo verde de uso público ha promovido una modificación de las normas urbanísticas que beneficie a la propiedad y a la ciudad, en opinión del alcalde accidental, Xavier Casas, que no comparte la oposición.En estos momentos, los propietarios podrían construir en el subsuelo, pero para ello tendrían que derribar lo que hay y las normas no permiten su reconstrucción. El gobierno municipal busca pactar con los dueños las construcciones del subsuelo a cambio de ceder parte del suelo para uso público. El objetivo es que una de cada nueve manzanas del Eixample sea zona verde de uso público, de forma que la distancia máxima que recorra un ciudadano hasta encontrarse un jardín no exceda de los 250 metros. Total: unas 45 manzanas. Con esto, la aportación municipal se reduce de 1.500 millones a un máximo de 300 millones por operación.

La comisión dio también el visto bueno a las obras de recuperación del edificio que fue el hotel Florida. Se trata de una construcción de principios de siglo situada en la cima del Tibidabo y prácticamente desaprovechada. La empresa Stein Group pretende recuperarla para convertirla en hotel de lujo, con las mismas 55 habitaciones que tenía en 1925.

La oposición municipal (CiU y PP) no tiene clara la operación porque supone la eliminación de unos árboles centenarios (pinos y encinas) que no pueden ser trasplantados.

Jordi Roviralta
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