Martín Antequera al natural
La novillada resultó dolorosa, lo cual no fue óbice para que se vieran algunas cosas interesantes. Uno destacaría entre ellas el toreo de Martín Antequera, sobre todo al natural, que no es fácil de ver por estos pagos y aún menos por los otros.Claro que en estas cuestiones del toreo hay que fijarse. Por la plaza, de cuando en cuando, se oían voces significativas de que los aficionados y el público en general no lo estaban pasando bien. "¡Qué tarde nos estais dando!", por ejemplo. O "¡La culpa es de la impresa!".
Los aficionados, sin embargo, van con lupa (para eso se inventaron las lupas), la ponen delante del ojo y por fas o por nefas siempre descubren algo. En esta ocasión se pudo descubrir, por fas, que Martín Antequera ligaba los pases y ejecutaba el natural de acuerdo con las reglas del arte.
Vergara / Martín, Gea, López
Novillos de Hermanos Vergara (2º, devuelto por inválido), con trapío, algunos con la presencia de los toros de las ferias del norte (o más), flojos, varios inválidos, en general manejables. Sobreros: primero de Palomo Linares, con trapío, devuelto por inválido; segundo de Lozano Hermanos, bien presentado, flojo, manejable. Martín Antequera: metisaca trasero bajo, pinchazo y otro hondo caído (palmas); media estocada caída y rueda de peones (aplausos y salida al tercio). Curro Gea, de Granada, nuevo en esta plaza: media estocada muy tendida baja, estocada trasera desprendida y rueda de peones (silencio); estocada corta atravesada (algunas palmas y también bronca cuando sale a saludar). Tomás López: media estocada perpendicular muy baja y dos descabellos barrenando (silencio); pinchazo hondo y bajonazo (silencio). Plaza de Las Ventas, 3 de septiembre. Media entrada.
Nada maravilloso ni del otro mundo por supuesto, entre otras cosas porque los novillos, faltos de codicia, iban para deslucidos. Mas sí importante en estos momentos de la fiesta en los que ligar y seguir las reglas del arte no se lleva, apenas ningún torero lo intenta, las figuras menos que nadie.
Las inciales tandas de redondos que ejecutó Martín Antequera en su primera faena las dio ligadas. Los naturales que sacó al cuarto novillo, tardo y deslucido, ajustados al canon; de manera que adelantaba la pañosa, tiraba de la embestida, embarcaba templado, vaciaba en el punto donde conviene para continuar la tanda.
Dícese ahora "detrás de la cadera" y, efectivamente, por ahí le va. Ahora bien, ese no es un fin sino un medio; el pase se dibuja allá donde se liga el pase siguiente con ganancia de terreno (un paso es lo que se gana) y, obviamente, este empalme o cambio de agujas ocurre detrás de la cadera.
También se dice "tócale" y "pónsela". Es jerga novedosa, traída por un pelotón de banderilleros largones que no es muy seguro sepan lo que están diciendo. Gritan "tócale" y deberían precisar qué, pues si es lo del día de la boda, que vayan a tocarselo al toro ellos, ¿no te digo lo que hay?
Esta jerga vacía de lógica ha trascendido al público y hay quien la repite. Así, citaba Tomás López y uno del tendido le gritaba "¡Toca!"; embarcaba un natural Gea y otro le ápuntaba: "¡Puesta!". Qué cosas. Y aún entraban en honduras peligrosas pues ligaba los pases Martín Antequera y le exigían: "¡Dale sitio!".
Sospecha uno (desde la verdad de la lupa) que semejantes proposiciones venidas de la labia de los banderilleros malos no son del todo inocentes, ya que convienen a los trucos usuales del peor toreo. Y el "tócale" significa en el fondo meter pico, el "dale sitio" perder pasos al rematar el pase (o salir corriendo) con lo cual se da por inexistente la ligazón, que es la emoción del toreo hondo.
Militantes de semejante vaciedad parecían ser Curro Gea y Tomás Lopez, aunque no es seguro. Ambos trastearon deslucidos y lo más probable es que fuera fruto de la inexperiencia. Se les vio verdes y no es problema: ya madurarán. El tiempo y la voluntad, que ambos demostraron, trae el oficio.
Tomás López es zurdo, luego mataba con la izquierda. No pasa nada. Se puede matar igual con la izquierda que con la derecha. Sin embargo desde el tendido se perdían las referencias. De manera que se perfilaba en la suerte natural y era la contraria.
Asimismo se demostró que ser zurdo no mejora el toreo al natural, que es de izquierdas. El toreo al natural es parar, templar y mandar, sin alivio de espada. Y eso lo hizo Martín Antequera que no es zurdo, ya ves.
Babelia
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