_
_
_
_
_

Aires del Tíbet

La emisión de unos cantos tibetanos a través del sistema de megafonía alerta a las personas que aguardan en el exterior de que la puerta de entrada se abrirá en unos instantes. Después de recorrer varios kilómetros a través del paisaje desolador del Parque Natural del Garraf, los visitantes han dejado atrás, hace apenas unos minutos, el cartel que da la bienvenida al monasterio Sakya Tashi Ling, el único de budismo tibetano que existe en Cataluña.La apertura del portón de madera descubre al visitante el camino empedrado que conduce hasta la entrada del Palau Novella, edificio en el que convive una comunidad de 20 monjes y monjas budistas, y que alberga dos pequeños museos. A ambos lados del camino, varias banderas de colores llevan impresas oraciones en sánscrito y la imagen de un buda. "Creemos que el viento lleva la buena influencia de estas oraciones y protege el lugar", explica el lama Jamyang Tashi Dorje, director espiritual del monasterio.

Durante el pasado año, más de 20.000 personas visitaron las instalaciones del antiguo palacete, levantado en el siglo XIX por un matrimonio de indianos, y que sirve de residencia a la comunidad desde 1996. "Al principio sólo éramos tres monjes, y fue caótico", recuerda el lama. "Durante los dos primeros años, lloramos mucho porque nos vimos con la imposibilidad de llevar adelante este proyecto". Después del necesario periodo de asentamiento, el boca a boca ha ayudado a difundir las actividades que se llevan a cabo en el monasterio.

A lo largo de todo el año se organizan visitas guiadas para mostrar los museos de cultura tibetana y de arte contemporáneo, que agrupa una veintena de obras creadas bajo el tema común del Tíbet. "Después de varios viajes a la India, teníamos almacenadas muchas imágenes y tangkas -telas con ilustraciones que se emplean como soporte para la meditación- y pensamos que al mismo tiempo que podíamos satisfacer a las personas que querían conocer el palacio y su historia, también podíamos instalar un museo de cultura tibetana que, aunque es modesto, es el único estable que hay en Europa", explica este lama de origen catalán, formado en Francia y en la India. Además de las visitas culturales, se imparten cursos de uno o varios días de duración. Yoga, taichi o reiki son algunas de las propuestas que se ofrecen a los visitantes.

"Uno de nuestros principales objetivos es enseñar meditación", explica el lama Jamyang Tashi Dorje. "Estamos explicando meditación a jefes de empresa, abogados, médicos... porque son personas que, debido al trabajo y al estrés, necesitan encontrar una paz con ellos mismos", continúa.

"Los nuevos lamas tratan de adaptarse a Occidente y sus enseñanzas nos traen un poco de aire fresco", opina Asunción Casals, una de las personas que participa con cierta asiduidad en las actividades del monasterio."El budismo supone otra manera de entender la vida, sin angustiarse, y estoy encantada de que nos acerquen este punto de vista. La otra solución sería irse a Oriente".

La comunidad, que tiene su origen en una asociación cultural creada hace casi 15 años en Sabadell, está formada actualmente por 20 monjes y monjas, todos catalanes. Sólo la mitad de ellos son residentes, solteros o casados, pero sin hijos. "Las familias que tienen hijos están obligadas a vivir fuera y participan del monasterio los fines de semana o cuando se les comunica que hay algún curso que deberían seguir", explica el lama. "Pensamos que, para los niños, vivir aquí sería más perjudicial que beneficioso". Los monjes de esta comunidad forman parte de la escuela Sakyapa, una de las cuatro grandes tradiciones del budismo tibetano, y pertenecen a la rama de los nagpas, lo que les permite casarse. Para distinguirse de los demás, se dejan el pelo largo y llevan alguna pieza de ropa blanca en sus hábitos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

"En el Tíbet, cuando has decidido que quieres hacerte monje, llamas a la puerta de un monasterio, lo dices, y te entregan el hábito", explica el director espiritual de Sakya Tashi Ling. "Pero lo que hacemos aquí es diferente. Cuando alguien quiere hacerse monje, le damos una formación que dura 3 o 4 años. Debe pasar unos exámenes y un receso de un mes como mínimo. A partir de su evolución, yo decido si se le entregan los hábitos o no".

Entre la labor social que desarrollan estos monjes está la búsqueda de familias españolas para el apadrimamiento de niños tibetanos.

Ahora, la comunidad espera obtener el permiso del Ayuntamiento de Olivella para empezar a construir la que será la primera estupa de Cataluña.

Junto a los monjes, existe una comunidad laica formada por unas 200 personas, que colabora activamente en el funcionamiento del monasterio. "Sus aportaciones voluntarias y el dinero de las entradas nos sirven para pagar la hipoteca", dice el lama. "Richard Gere no nos ha pagado nada, como cree mucha gente", bromea, sin ocultar cierto reparo ante el carácter mediático que ha adquirido el budismo tibetano.

Susanna Saez

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_