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Las patrullas del Ejército se interponen entre los grupos armados probritánicos del Ulster

La tensión persistió ayer en los barrios de Belfast, que vienen siendo escenario de violentas represalias entre facciones rivales de paramilitares protestantes. Patrullas del Ejército británico vigilan la zona desde el asesinato, el día anterior, de dos individuos relacionados con la Asociación en Defensa del Ulster (UDA), cuyo cabecilla más visible en los últimos días, Johnny Adair, se identifica como el principal agitador de la crisis. El ministro para Irlanda del Norte, Peter Mandelson, resiste presiones para declarar la ruptura de la tregua de las dos principales organizaciones protestantes.

El doble asesinato de Jackie Coulter y Bobby Mahood, más la serie de incidentes con armas de fuego que se han registrado en Belfast en los últimos días, sugieren que los grupos paramilitares protestantes han roto sus respectivas treguas. Así lo valoran la oposición y prensa conservadoras, que presionan a Mandelson para que tome medidas políticas al respecto. El ministro, de momento, ha optado por incrementar los dispositivos de seguridad con el retorno del Ejército británico a las calles de Belfast. Salvo en momentos puntales de extremada tensión, las tropas británicas estaban en sus cuarteles desde septiembre de 1988. La orden de salida de los cuarteles tiene carácter temporal y un fin específico: contener la guerra desatada entre los grupos paramilitares protestantes. Ayer, un centenar de soldados patrullaban en Shankill Road para interponerse entre los grupos paramilitares probritánicos. La policía detuvo ayer a Johnny Adair, ex preso de los Luchadores por la Libertad del Ulster (UFF, grupo paramilitar relacionado con la UDA) al que se considera el principal agitador de la crisis actual. Desde su excarcelación anticipada, hace un par de meses, el llamado Perro Loco ha estado presente en la mayoría de los disturbios protagonizados por sectores protestantes radicales.

Fue también Adair quien presuntamente ordenó disparar el fin de semana contra el interior de un bar de Belfast frecuentado por sus rivales en la Fuerza de Voluntarios del Ulster (UVF). Este incidente, que causó siete heridos leves, fue el precursor de la cadena de represalias que llevaron al asesinato, el lunes, de Coulter y Mahood, asociados a la UDA y UFF, respectivamente, y a sendos ataques contra las sedes políticas de los dos facciones. Viviendas de destacados ex paramilitares fueron arrasadas.

Mandelson actúa con prudencia a la hora de valorar las treguas protestantes, que ambos grupos declararon en un comunicado conjunto en 1994. Una valoración negativa puede tener consecuencias y dañar el delicado proceso de paz. Salvo algunos ataques sectarios contra viviendas y propiedades católicas, la violencia se limita a la familia protestante lealista. Es una vieja lucha interna para controlar sus respectivos territorios que se ha intensificado desde la excarcelación de los presos. Tanto Adair como sus rivales quieren recuperar el terreno perdido durante los años de privación de libertad. La rama política de la UDA y UFF, el Partido Democrático del Ulster (UDP), ha cosechado mínimos frutos políticos del proceso de paz. Sus líderes no consiguieron ningún escaño en la Asamblea de Belfast. En cambio, sus rivales en el UVF cuentan con dos representantes.

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