_
_
_
_
_
Entrevista:JOSÉ MARÍA MARTÍN DELGADO - RECTOR DE LA UNIA

"El Gobierno de Madrid ha chantajeado política y económicamente a Andalucía"

Ginés Donaire

José María Martín Delgado, 53 años, rector de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), catedrático de Derecho Financiero y ex consejero de Cultura de la Junta, cree que Andalucía está en una buena situación de partida para encarar los nuevos retos de la sociedad tecnológica. Aboga por implicar más al sector productivo en la investigación.Pregunta. Desde su puesto de rector de la UNIA, ¿cómo definiría a la sociedad andaluza de principios del siglo XXI?Respuesta. Nosotros hemos tenido una desventaja, y es que hemos tenido un atraso histórico. Pero ahora, con la aceleración de los cambios, se puede sacar ventaja de esta situación, y podemos incorporarnos a las nuevas tecnologías con más libertad y facilidad que otras. Uno de los ejemplos es el Parque Tecnológico de Andalucía en Málaga, que es un ejemplo de desarrollo tecnológico en una zona que era una sociedad de servicios porque Málaga tenía poca industria. Ahora podemos incorporarnos con menores atavismos y condicionamientos al nuevo modelo de sociedad de la información y del conocimiento. Andalucía tiene su política propia dentro de la globalización que hoy lo invade todo.

P. ¿Pero se puede decir que Andalucía ha dejado atrás sus complejos de inferioridad?

R. Creo que sí. Desde que tenemos autonomía se han creado ya diez universidades que garantizan la educación en cada provincia sin discriminaciones territoriales; un sector turístico de primera magnitud, el sector oleícola, el pesquero.. Somos una potencia económica que necesita unos fundamentos en su propia estructura económica e inversión de capital fijo muy importante. Pero los atrasos de donde veníamos nos colocaban con una renta per cápita diferencial con el resto de Europa, y los atrasos en infraestructuras nos hacían poco competitivos. Ahora tenemos industrias competitivas con el resto del mundo.

P. ¿Ha contribuido la universidad andaluza a ese progreso?

R. Haría falta que el sector productivo apueste más por la investigación y por la colaboración con las instituciones universitarias. Pero tengo mucha confianza en el sistema educativo andaluz, que nos puede poner muy pronto a la cabeza de las regiones en España.

P. ¿Y a qué atribuye los recelos que suscitó la aprobación de la LOGSE?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

R. La LOGSE tuvo descontentos de ciertos sectores del ámbito educativo y del político porque era una reforma que habían presentado los gobiernos socialistas. Tendrá sus inconvenientes, pero lo que no se puede pretender a los pocos años de su creación es evaluarla ya. Tenemos que hacer una evaluación continua del sistema educativo. Lógicamente hay distorsiones, que van desde la acomodación de las estructuras físicas y del profesorado hasta la asunción de su papel por la propia sociedad.

P. Y en términos financieros, ¿cuál es el estado de salud de Andalucía?

R. Hay que tener en cuenta el escenario global, pero, a partir de ahí, hay que actuar en términos singulares; es decir, lo global acaba traduciéndose en lo local, lo que se ha dado en llamar globalización. Andalucía debe tener también una política económica diferenciada, compatible con la internacionalización, pero singularizada en lo que son nuestras capacidades y fortalezas.

P. Lo que ocurre es que el ciudadano de la calle sólo vislumbra un absurdo enfrentamiento entre el Gobierno central y el autonómico por el tema financiero.

R. Madrid tiene que mandar recursos suficientes para garantizar la autonomía de Andalucía. Si ha habido enfrentamientos, éstos no se han provocado desde Andalucía. Vienen, fundamentalmente, provocados porque el Gobierno central ha negado sistemáticamente los recursos que corresponden a Andalucía, bien directamente (en el conflicto del censo) o bien en términos generales, arbitrando un sistema de financiación autonómica que es injusto, tan injusto que los catalanes, a cuya medida se hizo este sistema, fueron los primeros en denunciarlo. Y ahora, dentro del propio PP, responsables autonómicos están anunciando que se oponen al sistema que querían imponernos a la fuerza en Andalucía, y con el cual desde el Gobierno de Madrid nos han hecho chantajes políticos y económicos. Por tanto, el Gobierno debe procurar un modelo de financiación consensuado que garantice los derechos políticos y económicos de los andaluces.

P. La universidad que usted dirige está analizando el futuro de la izquierda, ¿cuál es su visión?

R. La izquierda está sufriendo un proceso de transformación importantísimo. La pérdida de poder en España y el avance de la derecha, unido al cambio social producido en el país, obligan a revisar los planteamientos ideológicos de la izquierda, tanto las propuestas sobre el modelo de sociedad como el modelo de partido. La representación política de los partidos ha ensombrecido a la participación, hasta el punto de que el papel de los partidos se ha apagado. Otros colectivos viven más las transformaciones sociales que los propios partidos políticos, que no actúan como instrumento de participación política. Por ejemplo, el PSOE, al perder cuotas de poder político, no encuentra la fórmula para participar en los procesos de transformación social. Eso, unido a algunos vicios de comportamiento interno, obliga a revisar el modelo organizativo del partido.

P. ¿A qué vicios se refiere?

R. Unos procedimientos demasiado jerarquizados de toma de decisiones, acumulación de poder, falta de participación y una falta de confianza de los ciudadanos en los partidos. Los niveles de afiliación son muy bajos y la riqueza de la vida interna del partido es mínima.

P. ¿Escapa Andalucía a ese diagnóstico o, por el contrario, la hegemonía socialista en la etapa democrática suaviza la crisis?

R. En Andalucía ha habido menos crisis en la medida en que hemos perdido menos poder político y, por tanto, la tarea de transformar la sociedad andaluza la hace el PSOE a través de las instituciones, donde tiene el poder político. Por eso se nota menos esa crisis organizativa. Aquí hay un liderazgo consolidado de Manuel Chaves y se tiene el poder político de la Junta de Andalucía, varias diputaciones y muchos ayuntamientos. Pero la revisión del modelo de partido es en el ámbito de todo el Estado. Somos un partido federado, no una federación de partidos. Y ese partido tiene que producir una nueva organización, donde haya una mayor participación de los militantes en las decisiones.

P. ¿Cree compatible el papel que de Manuel Chaves como presidente federal del PSOE y de la Junta de Andalucía?

R. Éticamente, son dos cargos absolutamente compatibles. A Chaves le corresponde un papel ecuánime garantizando un congreso andaluz tranquilo como el federal, y un papel moderador como presidente del partido, pero en Andalucía es quien tiene que dinamizar e impulsar la renovación del partido, así como la actualización de las nuevas estructuras y las personas que deben incorporarse a la toma de decisiones.

P. ¿Comparte por tanto la tesis de que también en Andalucía debe producirse el cambio tranquilo?

R. Sí, un cambio tranquilo aprovechando para el partido y para la sociedad todos los activos que el partido tiene.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_