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CULTURA Y ESPECTÁCULOS

20 AÑOS DESPUÉS DEL COLOCÓN

Tres discos y un libro recuerdan los años ochenta en los que Tierno Galván se dirigía así a los jóvenes de un Madrid que salía del franquismo: "El que no esté colocado, que se coloque y al loro".

Amelia Castilla

La sala Rock-Ola se ha convertido en un supermercado. Los más de 50 grupos creados al calor de lo que se conoce como la movida madrileña ya no funcionan, aunque algunos de sus líderes despuntan en la música. El destino de la sala madrileña, donde debutaron los herederos del punk inglés, no se corresponde con las secuelas dejadas por ese movimiento. Veinte años después del concierto de homenaje a Canito, batería de Tos (primer grupo de Los Secretos), tres discos y un libro recuerdan aquellos años.¿Es lícito recordar con nostalgia? La respuesta de los ejecutivos de la discográfica EMI es afirmativa. 20 años de movida reúne, en un doble CD, 31 canciones del momento. La recopilación, muy parcial para algunos críticos, va dirigida a un público que se acerca a los cuarenta. A esa generación van destinadas también Las 101 mejores canciones del pop español, volumen 2, que ya ha vendido 100.000 ejemplares. Del primer volumen se vendieron 300.000 copias y eso animó a la compañía a repetir la jugada comercial. Paco Gamarra, director de promoción de Dro, una de las compañías independientes artífices de la movida musical, cree que canciones como Cuatro rosas o Marta tiene un marcapasos se han convertido ya en clásicos. "Fue una época dorada en la que cada noche había un concierto distinto y un circuito de bares al que acudir".

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"Éramos estúpidos y prodigiosos"

El paso del tiempo es siempre salvaje. Las actuaciones de Nacha Pop, Las Chinas, Elegantes, Derribos Arias o Golpes Bajos, por citar algunos, son ya sólo un recuerdo. José María Granados, cantante de Mamá, cree que, vistos en la distancia, los fenómenos se agrandan. "Todo lo que rodea a aquella época estaba impregnado de un ambiente cultista; la aparición de nuevos grupos se difundía boca a boca y aquello contribuyó a su mitificación". Su banda se rompió hace años, pero Rock Indiana ha recuperado ahora un CD, El show empieza, las maquetas, que reúne las canciones que les dieron la fama en su versión original. "Tuvimos mala suerte con las producciones. Nosotros íbamos de pardillos y las discrográficas tampoco sabían muy bien cómo producir ese tipo de música", aclara Granados, que no ha dejado de actuar o de componer.

Locales como El Escalón, Astoria, Marquee, Jardines o el Teatro Martín tampoco han corrido mejor suerte. Lorenzo Rodríguez, gerente de una buena parte de esas salas, se pasó a la hostelería mexicana: "La música está falta de salidas. No hay demasiadas alternativas de locales, pero tampoco hay afición. Se venden toneladas de discos, pero son pocos los que acuden a contemplar en directo a los autores de su música favorita", argumenta Rodríguez, que no ha vuelto a hacer cajas como las de entonces. Todavía añora la facturación de una sala como Rock-Ola, con mil metros cuadrados de extensión y un aforo de mil personas: "El mes de julio del 82 se facturaron 29 millones de pesetas".

El 6 de febrero de 1980, cerca de un millar de personas asistían en la Escuela de Ingenieros de Caminos al concierto homenaje a Canito, muerto en un accidente de tráfico a la puerta de una sala madrileña. Para muchos ése es el comienzo formal de la movida, pero tanto Onda Dos como posteriormente Radio Tres llevaban meses arengando a los oyentes con canciones nuevas todos los días. Era el caso, entre otros, de Mario Armero, conductor del programa Revólver y mentor de Nacha Pop, a los que había conocido en el Liceo Francés. Armero ya no tiene nada que ver con el mundo de la música y es el responsable de General Electric Plastics en España. No ha sido el único en alcanzar el éxito, pero la movida no fue sólo un fenómeno musical. El mundo del arte aportó algunas luminarías. Costus, Vijande, Pérez Villalta o los integrantes de la Cascorro Factory, como Ceesepe o Ouka Lele, que dibujaron y fotografiaron la época.

No hay que olvidar que Pedro Almodóvar y Antonio Banderas iniciaron su carrera hacia la cima en esos años. Pepi, Luci, Bom... o Laberinto de pasiones se rodaron con más ilusión que dinero y reflejaron una manera de vivir que estaba ausente en el cine de la época. También el fotógrafo Alberto García Alix, premio Nacional de Fotografía 1999, cuenta, en el libro de José Luis Gallero Sólo se vive una vez (Ardora, 1991), cómo surgió el nombre de un movimiento del que muchos abominan: "La palabra movida se usaba para todo. Todo el mundo estaba en el ajo de que todo el mundo estaba haciendo cosas, pero de donde venía era de la droga, de ir a pillar. 'Tengo una movida y luego te veo'. Después empieza a emplearse como comodín".

Han pasado veinte años y en las listas de discos más vendidos acaso sólo esté Santiago Auserón; Almodóvar acaba de ganar un Oscar; Miquel Barceló y Pérez Villalta son artistas reconocidos mundialmente. Han pasado veinte años y para algunos la movida es algo más que un recuerdo.

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