Nuevos aires, pero un liderazgo indiscutible

En la clausura del congreso federal del PSOE en el que José Luis Rodríguez Zapatero fue elegido secretario general, el número dos de los socialistas andaluces, José Asenjo, advirtió de que el nuevo tiempo que se abría en el partido debía tener su reflejo en el próximo congreso regional. Asenjo fue uno de los tres secretarios provinciales andaluces que dieron su voto a Rodríguez Zapatero junto al de Granada, José Moratalla, y al de Córdoba, José Mellado. El resto se inclinó por José Bono, que contó con el respaldo de la dirección regional, aunque los delegados andaluces dividieron sus votos en una proporción más equilibrada de lo esperado en principio.Con este atisbo de división, la organización debe afrontar en otoño los congresos provinciales que conducirán al cónclave regional de diciembre, en el que los votantes de Rodríguez Zapatero desean incorporar también al PSOE de Andalucía al proceso del "cambio tranquilo".

Sin embargo, también reconocen que no cabe una reproducción mimética de lo ocurrido en el congreso federal porque la situación es muy distinta. Si en Madrid se trataba, sobre todo, de resolver una crisis de liderazgo, en Andalucía nadie cuestiona a Manuel Chaves. "Es indiscutible", afirman varios dirigentes consultados. "Sería absurdo crearnos un problema que aquí no tenemos", reconoce José Asenjo. Otro miembro de la nueva ejecutiva federal recuerda que en Andalucía ya hubo una crisis que se solventó con la elección como secretario general de Manuel Chaves en 1994 y que, desde entonces, el presidente de la Junta no sólo ha ganado todas las citas electorales, sino que "ha consolidado su liderazgo social".

No ocurre lo mismo con el resto de la ejecutiva regional. Chaves sí va a recibir peticiones, y en algunos casos exigencias, de cambios y de renovación en su equipo "para conformar una dirección que conecte mejor con una sociedad que ha cambiado mucho en los últimos años", según distintos dirigentes. Entre los votantes de Rodríguez Zapatero causó un profundo malestar la afirmación del consejero de la Presidencia y secretario provincial del PSOE de Jaén, Gaspar Zarrías, que ha estimado que los cambios deben afectar al 20% de la dirección.

Los tres secretarios provinciales que dieron su voto a Rodríguez Zapatero tienen en común haber puesto en cuestión el sistema de toma de decisiones del partido en Andalucía. José Moratalla escribió una carta muy dura a Chaves tras la exclusión de Manuel Pezzi como senador en representación de la comunidad autónoma.

El secretario general del PSOE de Córdoba, José Mellado, ha tomado oxígeno con el triunfo de Rodríguez Zapatero. Sus relaciones con la dirección regional y con el Gobierno autonómico pasaban por momentos difíciles, pues le responsabilizaban de los malos resultados electorales de los socialistas en la capital en los comicios municipales, generales y autonómicos, informa José Luis Rodríguez. Con el argumento de que la Junta no tenía apenas representación en Córdoba, el Gobierno andaluz destituyó en septiembre de 1999 al delegado del Gobierno de la Junta, Luis Hidalgo, persona afín a Mellado. Una vez celebradas las elecciones legislativas y andaluzas en marzo de 2000, el Gobierno regional volvió a retocar algunas de las delegaciones ocupadas por personas allegadas políticamente al secretario general cordobés.

Estos recambios se producen después de la celebración del congreso extraordinario para la elección de los 22 delegados cordobeses que debían acudir al cónclave federal. En esa asamblea, el sector oficial que representaba Mellado consiguió 12 delegados, mientras que la lista alternativa de los críticos obtenía 10 representantes. Al término de ese congreso, Mellado denunció "interferencias" de la ejecutiva regional para que los delegados a ese congreso votaran la opción alternativa de los disidentes.

El 28 de julio, seis días después de la victoria de Rodríguez Zapatero, el Consejo de Gobierno relevó al delegado provincial de Empleo y Desarrollo Tecnológico, Antonio Poyato, también cercano a Mellado, por Andrés Luque, que forma parte de la agrupación local de Córdoba de la que es vicesecretario general Rafael Blanco, que ha anunciado que optará por la secretaría general del PSOE de Córdoba.

Según Mellado, los relevos efectuados en tres delegaciones provinciales de la Junta se enmarca dentro de "una represalia hacia compañeros que estamos por el cambio" por el que abogó Rodríguez Zapatero. Responsabiliza de esas "interferencias" al secretario de Organización del PSOE andaluz, Luis Pizarro; al secretario de Política Institucional, José Caballos, y al consejero de Presidencia, Gaspar Zarrías, de quienes afirma que "no han estado por el cambio" y sí por el "inmovilismo del aparato".

Arribismo

En Cádiz, el presidente de la Diputación, Rafael Román, que hizo campaña en favor de Rosa Díez no se considera un arribista al triunfo de Rodríguez Zapatero, informa Antonio Hernández-Rodicio. "Lo que queríamos era un cambio en el partido y decidimos ir con un mandato abierto para apoyar a Rosa Díez o a Zapatero, e incluso trabajamos para que ambos unieran sus candidaturas", recuerda. "Estamos muy contentos con el resultado del congreso. Ése fue el cambio posible gracias a nuestro apoyo. Y desde luego lo que no vamos es ni a pedir perdón ni a echarnos ceniza encima los que hemos apoyado a Zapatero. Es un error pensar que hemos ido al carro ganador. Al revés, precisamente porque votamos en esa dirección hubo un ganador que fue Zapatero, gracias al conjunto de apoyos desordenados", explica.Román insiste en que en Andalucía "debe hacerse posible el cambio con nuevos rostros y nuevos protagonistas mentales y generacionales", pero con Manuel Chaves al frente. "Chaves tiene un discurso muy bueno de cuando patrocinó el foro Andalucía en el Nuevo Siglo, cuando hacía un llamamiento a liderar la sociedad con gente preparada, dinámica y emprendedora, con rigor y eficiencia", afirma Román, que anima a dar un paso atrás "a toda la gente que llevamos muchos años en la primera fila".