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EE UU anuncia un tribunal internacional para juzgar a Husein

Síndrome químico

Irak mantiene su desafío 10 años después de la invasión de Kuwait. Sadam Husein guarda silencio, pero sus medios de comunicación arremeten contra el emirato y contra Estados Unidos. El Gobierno de Washington ha anunciado su intención de crear un tribunal penal internacional para juzgar los supuestos crímenes de Husein. Y Francia, en una prueba de que la alianza política y militar que derrotó al dictador iraquí hace una década se resquebraja, se mostró contraria al mantenimiento de un embargo que considera "cruel, inefectivo y peligroso".Mientras, en el Reino Unido, la preocupación es otra. Casi una década de estudios científicos no ha servido para despejar las dudas acerca de uno de los legados más polémicos de la guerra del Golfo: el denominado síndrome que afecta a más de 100.000 soldados estadounidenses y a unos 3.000 británicos.

Tanto Washington como Londres admiten que un nutrido grupo de veteranos está enfermo, pero siguen negando que sus náuseas, debilidad muscular, pérdida de visión, diarreas, depresiones y trastornos del sueño puedan atribuirse sólo a su presencia en el conflicto armado. A falta de reconocimiento oficial de sus fatigas, lo más que reciben son pensiones de jubilación anticipada.

Las asociaciones británicas de veteranos aseguran que la falta de respuesta científica al síndrome del Golfo es una consecuencia directa del oscurantismo de los Gobiernos aliados acerca de la supuesta ofensiva bacteriológica ordenada por Bagdad al principio de la crisis.La versión oficial a ambos lados del Atlántico niega que Husein llegara a emplear armas químicas, pero los soldados británicos y sus colegas estadounidenses que operaron en el desierto mantienen, por el contrario, que las alarmas dispuestas para detectar su presencia saltaban cada vez que Irak disparaba un misil Scud.

"No ha podido probarse que hubiera ataques de índole química. Lo más probable es que las alarmas saltaran por falta de pericia de los soldados o por mal funcionamiento", señalaron ayer fuentes del ministerio de Defensa británico. De todos modos, un estudio avalado por el Pentágono concluyó en 1999 que el bromuro de piridogstigmina, un antídoto experimental contra el gas nervioso, podría haber contribuido a provocar el síndrome.

Dos años antes, Washington había reconocido que la voladura, en 1991, de un depósito iraquí con más de 500 cohetes de gas sarín había alcanzado a sus tropas. Tampoco hay que olvidar que antes del conflicto, 11 empresas estadounidenses vendieron a Irak, con autorización oficial, las sustancias necesarias para fabricar armamento biológico por valor de unos 250.000 millones de pesetas.

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EE UU envió a la zona a 697.000 soldados. El Reino Unido destacó a 53.000. El Gobierno laborista sí reconoce hoy que existen una serie de dolencias sin aclarar que merecen ser investigadas.

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