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ALONDRA DE DUPONT

Canto del escondite

Bajo la cubierta de la vegetación de estepa se oye el canto singular y delator de su presencia camuflada tras un sutil disfraz. El sonido resulta muy personal y ayuda a identificar claramente a la especie, ya que su hábito terrestre hace que su presencia en vuelo sea poco frecuente. Y esto también lo podemos decir al ver en su pata un dedo posterior, con su correspondiente uña, de un largo poco común en las especies de costumbres arbóreas.Su escurridiza presencia hace difícil tener información contrastada sobre las costumbres de este curioso pájaro que se puede encontrar en el cabo de Gata almeriense. Allí, en la frontera entre el mar y las tierras, se sitúa una de sus zonas de cría. La llegada masiva de maquinaria para el campo y los cambios de las tierras de secano por los regadíos han mermado de forma considerable el hábitat de los ejemplares de alondra de Dupont.

Diecinueve centímetros de cuerpo emplumado que se colorea de pardos, rojizos y blancos con el sano objetivo de pasar desapercibida. En ella se aprecia una sencilla pero diferenciadora ceja blanca alargada por encima del ojo que se encuentra con un alargado pico curvado hacia abajo. En la nidificación realiza una estructura en el suelo que se parece a una copa en la que acabará poniendo tres o cuatro huevos.

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