La historieta española desafía a los superhéroes
El Salón Internacional del Cómic de Barcelona abrió ayer sus puertas con buenas expectativas
Podría decirse que este año el Salón Internacional del Cómic de Barcelona no destaca por la presencia de autores internacionales, pero lo que parece intuirse en los primeros momentos del certamen es un resurgimiento del interés por la producción española, desplazada en los últimos años por la penetración en el mercado del cómic americano de superhéroes y por los mangas japoneses. A pesar de la pasajera lluvia que cayó a media mañana, el Salón del Cómic, que ayer inauguraron el concejal de Cultura, Ferran Mascarell, y el director general de Promoción Cultural de la Generalitat, Vicenç Llorca, ofreció una esperanzadora entrada de público en las instalaciones de la estación de Francia, en donde permanecerá abierto hasta el próximo domingo.
En el discurso de presentación, Mascarell hizo especial hincapié en que el salón de Barcelona siga siendo y potencie su capacidad de promoción del cómic propio. "Estamos en un momento en el que el peligro se encuentra en dormirse en el éxito. Tras haber visto consolidarse fenómenos nuevos en el mundo de la historieta, hay que plantearse nuevos retos y conseguir que el salón sea la representación de una gran actividad editorial en Barcelona", comentó Mascarell.Paco Camarasa, editor de la editorial valenciana independiente Edicions de Ponent, que desde 1994 está realizando una labor de publicación de destacados autores españoles, opina que existe una situación de cambio en relación al momento industrial que vive el cómic autóctono. "No ha existido una industria del cómic en España, pero creo que ahora está naciendo un nuevo tipo de editor que conoce el medio y que no se deja impresionar por las modas pasajeras". Ponent ha presentado como novedades de este salón Informe G, de Miguel Gallardo, un álbum del que el propio autor afirma: "Es un acercamiento a los abismos insondables de mi personalidad". Gallardo hace con este trabajo un repaso a su trayectoria personal mediante historietas que definen diferentes épocas creativas del artista. Otra de la novedades de Ponent es Recortes de hostias, de Mauro, una selección de material reciente de este dibujante que tiene como hilo conductor las diferentes vicisitudes que provoca la tecnología actual. El mundo de las videoconsolas, el DVD y los cajeros automáticos aparecen reflejados con el singular, cauístico e inteligente humor de este artista.
Pero este momento de expectativa creativa no podría confirmarse si no existiera una continuidad generacional. Según Carles Santamaria, director de la publicación juvenil Mega Top, "hay un gran interés por parte de las nuevas generaciones por el cómic, y no sólo como consumidores, sino como creadores; esto asegura que el relevo generacional de artistas del cómic en España está asegurado".
El salón está levantando ciertas ilusiones de despegue no sólo en el ámbito local, sino también en el de otras comunidades autónomas. Para hoy se espera la llegada de un autocar fletado por la Dirección General de Juventud de Murcia con más de 50 jóvenes dibujantes murcianos que llegarán a Barcelona con la esperanza y la ilusión de mostrar sus trabajos a los distintos editores que se encuentran presentes en el salón. Hoy se espera en la caseta Murcia Joven, del Gobierno murciano, la presencia de Pedro Antonio Sánchez López, director general Juventud, para apoyar la labor de los jóvenes dibujantes.
Uno de los clásicos modernos de la historieta española presente en el salón es Carlos Giménez, que está viviendo un segundo momento profesional dulce, aunque él se lo mira con el escepticismo del veterano. Sin embargo, su álbum Paracuellos 3 ha sido nominado a dos de los premios, y su obra está reeditándose por Glénat con más que un confortante éxito, dada la situación del mercado. "Existe la voluntad editorial de reeditar todo mi trabajo, desde lo más reciente hasta historias más antiguas como Gringo o Dani Futuro", explicó ayer el autor, que ha publicado casi 30 álbumes.
Otro de los autores presentes ayer en el salón era Max, que presentó el último número de Nosotros somos los muertos, un ejemplo de la autoedición a la que se han visto abocados durante los noventa muchos dibujantes debido a la falta de revistas de cómic. Este trabajo abre un periodo de reflexión para el dibujante que aún está madurando nuevos proyectos editoriales. Lo que sí sigue en marcha es la edición, en su sello Medio Muerto de las historias del personaje de Max Bardín. La última entrega es Bardín baila con la más fea. Este trabajo recoge el encargo que realizó Max a diferentes dibujantes de todo el mundo para que ilustraran la imagen de un personaje bailando con la muerte. Respondieron a su llamada gente de la talla de Charles Burns, Arnal Ballester, Maria Colino, Julie Doucet, Keko, Pep Brocal, Darío Adanti y Sento, entre otros muchos.
El gusto por lo autóctono pasa ahora por la reactualización del patrimonio español del cómic. Ediciones B está preparando una nueva versión de los célebres Zipi y Zape, creados por Escobar. Los encargados de dar nueva vida a estos personajes son los dibujantes Cera y Ramis, que les darán un carácter actualizado. También se puede ver en la ambientación del salón la presencia de grandes carteles que anuncian la próxima producción de Bajo Ulloa, en la que llevará a la gran pantalla al mítico Capitán Trueno. Ediciones B también ha hecho un guiño a la nostalgia editando un tomo con los primeros números de la revista Pulgarcito. Se trata de los ejemplares aparecidos en los primeros años veinte, cuando el moderno concepto de historieta no había sido aún introducido.
Otro singular ejemplo de moderna iniciativa editorial independiente es la de Cels Piñol, que tras sus inicios en la autoedición pasó a editar en Planeta y ha vuelto a la autoedición publicando no sólo sus historietas de Fanhunter, sino también poniendo a la venta una extensa gama de productos basados en sus personajes.
