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La última obra de García May muestra el horror de las guerras

El Centro Dramático Nacional (CDN) vuelve a optar por la joven dramaturgia española con el estreno, mañana en Madrid, de Los vivos y los muertos, de Ignacio García May, una reflexión sobre la vida y la muerte desde la perspectiva de unos reporteros de guerra. Un único decorado (del pintor José Hernández, que ha diseñado también los figurines), seis actores (Walter Vidarte, José Tomé, Ginés García Millán, Jesús Fuente, Enric Majó y Roberto Mori) y hora y media de duración son necesarios para contar esta historia de vivos y muertos dirigida por otro joven, Eduardo Vasco.Pero, a pesar del tema que trata, Los vivos y los muertos es también, según dijo ayer su autor, "una obra optimista". "Ese optimismo", añadió este dramaturgo madrileño de 35 años de edad, "que hace que la humanidad intente salir del horror de la guerra aunque sea rascando la porquería con las uñas". El texto de García May llegó al despacho del director del Centro Dramático Nacional, Juan Carlos Pérez de la Fuente, después de que el consejo de lectura del CDN recomendara su estreno. "Vieron", señaló Pérez de la Fuente, "un buen texto, en el que un hombre de hoy habla al hombre de hoy. Un texto sorprendente, nada amable, maduro, sobre un tema, la muerte, que es para todos una obsesión". "Un texto", agregó, "que nos sugiere que, a lo mejor, el hombre no ha avanzado tanto como pensábamos en este siglo". Cualquier lejano país de África, cualquier escenario sangriento es el escogido por García May para que cinco reporteros de guerra y un médico de una ONG reflexionen, mientras las bombas han dejado de estallar, sobre la vida y la muerte, sobre su trabajo.

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