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El Reino Unido sopesa legalizar el uso terapéutico del hachís Un organismo asesor recomienda despenalizar el consumo

Isabel Ferrer

La posible despenalización del uso terapéutico del hachís para aliviar los dolores de enfermedades como la esclerosis múltiple lleva al Gobierno británico de cabeza. Jack Straw, ministro de Interior, estaría dispuesto a autorizar el consumo médico de la droga, pero no a costa de que la policía y la oposición conservadora le acusen de convertir al Reino Unido en el paraíso de los fumadores de hachís.

Straw tampoco quiere cerrar un debate que él mismo considera "necesario y razonable", y prefiere apoyarse en argumentos científicos. De ahí que haya patrocinado ya una decena de estudios sobre el hachís. Mientras los investigadores le dan una respuesta definitiva, su postura en el debate nacional es hoy contraria a cualquier relajación de la Ley de Consumo de Drogas, aprobada en 1971 y que persigue por igual a traficantes y toxicómanos. Un enfoque demasiado rígido que merece ser revisado, según la Fundación de la Policía, organismo asesor del Ejecutivo del que forman parte varios comisarios en ejercicio.

Para éstos, Straw haría bien en "liberalizar la postura oficial con respecto a las drogas sin necesidad de legalizarlas". Apoyándose en dos años de trabajos avalados por médicos, científicos y comisarios, la Fundación para la Policía recordaba que las autoridades británicas siguen gastando más en perseguir al drogadicto que en intentar desintoxicarle. Después de señalar que cerca de 2,5 millones de jóvenes entre 16 y 29 años consumieron hachís en 1999, y otros 500.000 probaron el éxtasis, al tiempo que se disparaba el uso de heroína, los estudiosos subrayaron que la mayoría de los detenidos no eran camellos, sino usuarios particulares.

Ponerse al día

"Ya no se puede mantener que todas las drogas son igualmente dañinas. No es cierto, los jóvenes lo saben y acaban por ignorar los peligros de las que sí son peligrosas", señala el trabajo. Para que el Gobierno se ponga al día, la Fundación para la Policía aconsejaba seguir considerando duras y de alto riesgo (categoría A) la heroína, cocaína y el crack. El éxtasis y el LSD deberían pasar a un escalón intermedio (categoría B). El hachís tendría que tratarse como un producto que puede dañar la salud, (categoría C), sin convertir al usuario en un delincuente.

Interior ha sostenido siempre que la liberalización en materia de drogas, cualquiera de ellas, contribuirá a aumentar su consumo. Con anterioridad, el propio líder laborista, Tony Blair, rechazó "cualquier reclasificación" del hachís, el éxtasis y el LSD. "El Gobierno se ha fijado un plazo de 10 años para controlar el tráfico y consumo de drogas en el Reino Unido y lo está cumpliendo", dijo este último, rechazando hacer distingos entre traficantes y consumidores.

A Straw no se le oculta, sin embargo, que la despenalización de las drogas blandas gana adeptos dentro del Partido Laborista y las filas liberal-demócratas. La ciudadanía ha dejado ya bien claro que ignora la ley cuando se trata de castigar al fumador de hachís con fines médicos. En los últimos meses, varios jurados han exculpado a enfermos de esclerosis múltiple que lo cultivaban en casa para aliviar sus dolores.

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