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Reportaje:

Batallas en torno a los genes

"La velocidad importa, el descubrimiento no puede esperar". Esta frase es el lema de la empresa Celera Genomics, dirigida por el científico Craig Venter, el nuevo zar de la genética, ante cuyo discutido método para secuenciar rápidamente los genes se están rindiendo rápidamente sus colegas. Todos los asistentes a la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), que se celebra en Washington, pudieron conocer este lema, indicador de cómo están las cosas en la investigación genética, ya que figuraba en las bolsas que se entregaban con la documentación. Más allá de determinadas personas, como Venter, pero también por ellas, los genes, su conocimiento, su utilización, son la base del área científica que más dinero, atención y personas atrae en la actualidad.

También estaba en la reunión de Washington Venter en persona, en todas partes, ya fuera presentando un avance del genoma completo de la mosca del vinagre, cuyo inicio anunció hace poco más de un año en una reunión científica en Valencia, o coordinando un simposio sobre la revolución genética en la agricultura financiado por la Asociación Nacional de Productores de Maíz.Los genes de la mosca del vinagre, el ser vivo más estudiado en los laboratorios, se conocen ya al 99,97%, aseguraron en Washington los científicos de Celera, en la que participa la empresa de secuenciadores Perkin Elmer. Este anuncio se anticipó a la próxima publicación de la secuencia completa en la revista Science, publicada por la AAAS, con lo que todo quedaba en casa.

En EEUU, la genética es un área muy competitiva, en la que entran en juego incluso aspectos personales, como sucede también en astrofísica y paleontología, por ejemplo, y, sobre todo, un área económicamente potente, en la que las decisiones implican ganar o perder mucho dinero. No hay tiempo que perder, y la actual carrera por completar el genoma humano lo indica.

Juego farmacéutico

Hay personas que no están de acuerdo con todo esto y una de ellas es William A. Haseltine, otro científico metido a empresario, antiguo socio de Venter y ahora su rival. También en la reunión de la AAAS, Haseltine aseguró que su empresa Human Genome Sciences dispone, por otro método, de la información de los genes interesantes para el tratamiento de las enfermedades y que la secuencia completa del genoma no sirve para jugar al juego farmacéutico. "En el cromosoma 22, el primer cromosoma humano secuenciado, publicado hace unos meses, no había genes nuevos", recordó. "Los genes que se rompen en trocitos no se pueden recomponer, y trabajar en el genoma no sirve para investigar los genes", fue su duro ataque al método de Venter, que implica utilizar la gran capacidad de cálculo de las máquinas para leer y recomponer el genoma completo roto en pequeños trozos.

Además, según Haseltine, la manía de buscar homología, genes con la misma función en varios organismos, como bacterias, levaduras, la mosca o el gusano, no tiene sentido, ya que gran parte de los genes interesantes desde el punto de vista médico sólo se dan en los mamíferos, fruto de la última etapa de evolución. "Lo que pasa en nuestro interior es muy distinto de lo que pasa en una ameba", afirmó. La selección de genes y proteínas, como los factores del crecimiento o las hormonas, y un método potente de detección de su capacidad biológica ("hacemos biología robótica") es la base de la medicina regenerativa que busca Haseltine y cuyos primeros productos están a la vuelta de la esquina, según él.

Pero mientras tanto, Venter tiene prisa y está consiguiendo que la comunidad universitaria y pública no le considere un rival, a través de su colaboración en el genoma de la mosca del vinagre con los grupos que lo llevaban más adelantado y su anuncio de que añadirá los datos ya hechos públicos por otros grupos para completar el genoma humano dentro de muy poco por su método, con las consiguientes contrapartidas de que el resultado final sea más accesible para todos. Tras el ensayo con la mosca, sus técnicos calculan que el genoma humano se puede completar en tres meses de computación con 10 computadoras.

Los genes de las plantas también están recibiendo una gran atención, porque las plantas son las únicas productoras de 80.000 de los aproximadamente 100.000 compuestos producidos por los seres vivos, entre ellos los micronutrientes, como las vitaminas, esenciales para los seres humanos. Los avances en el genoma de una planta modelo, la Arabidopsis thaliana, han dado mucha información que no se sabe qué significa, señaló Robert Martienssen, de Cold Spring Harbor Laboratory, pero también están permitiendo encontrar los genes para la producción de la vitamina E y el betacaroteno, los compuestos más antioxidantes de la dieta. Científicos como Dean della Penna, de la Universidad de Nevada, han acuñado el término genética nutritiva para lo que intentan hacer: añadir valor nutritivo a cultivos alimenticios como el arroz insertándoles estos genes u otros para que su contenido en vitaminas sea mucho mayor.

Y en lontananza asoma el maíz, con un genoma grande y todavía desconocido en gran parte. Que su genoma sea desconocido no ha impedido que sea manipulado, en el maíz transgénico, cuyo cultivo se está extendiendo por el mundo a pesar del rechazo, inesperado para los estadounidenses, que provocan en Europa los productos transgénicos, que muchos creen que aumentará también en Estados Unidos.

El consumidor europeo

Patrice Lagent, representante de la Comisión Europea en Estados Unidos, tuvo que explicar en Washington que Europa no está en contra de la biotecnología, pero que el consumidor, en la cultura europea, tiene el derecho de conocer el proceso que ha llevado el producto que adquiere y que los alimentos transgénicos no suponen valor añadido real para el consumidor. La UE intenta ahora llegar a un consenso con Estados Unidos para definir el principio de precaución que aplicaría a los cultivos y alimentos transgénicos.

Y Fred Perlack, un científico de Monsanto, la empresa que produce el algodón con insecticida natural incorporado y el maíz y el algodón resistentes a un pesticida de la misma marca, explicó el éxito de estas semillas, no sólo en Estados Unidos, sino también en Australia, México, China, África del Sur y Argentina, porque son los agricultores los que más ganan, mucho más que las empresas fabricantes o los consumidores, con el uso de esta tecnología. Conseguir que los demás acepten sus ventajas indirectas -para el medio ambiente, por ejemplo- reconoció Perlack que es una tarea bastante difícil.

La mosca del vinagre

La mosca del vinagre (Drosophila melanogaster) ha resultado tener 13.601 genes a lo largo de 160 millones de peldaños en la doble hélice de ADN, frente a los más de 70.000 genes que se supone tiene el genoma humano, explicaron en Washington los científicos de la Universidad de California (en Berkeley) y de la empresa Celera Genomics. Muchos genes se conocían ya, así como su función; pero se desconoce todavía la razón de la existencia de la mitad de ellos.

El hecho de que muchos genes sean comunes a la mosca, el ratón y el ser humano hace que estos animales resulten interesantes para conocer la causa de enfermedades humanas. Según Gerald Rubin, director de las investigaciones en California, se han encontrado en los genes de la mosca los correspondientes al 60% de 289 defectos genéticos conocidos en el hombre, entre ellos los relacionados con el cáncer, el Alzheimer y enfermedades renales. Uno de los objetivos era encontrar el p53, relacionado con muchos tipos de cáncer. Fue muy fácil, apareció enseguida, aseguró Mark Adams, de Celera.

La mosca del vinagre se ha estudiado desde hace casi cien años, y de su estudio se derivaron hitos fundamentales en la historia de la genética, como el descubrimiento de la existencia de los cromosomas. La lectura del genoma roto en trocitos según la técnica de Craig Venter, se hizo en sólo 13 horas de trabajo de cuatro computadores Compaq, y su recomposición, como si fuera un rompecabezas, estuvo lista en tres días, dijo Gene Myers, de Celera.

El turno del ratón

Los científicos que trabajan en descifrar el genoma del ratón, el animal de laboratorio más utilizado como modelo de enfermedades, han decidido que el sistema de Venter para encontrar rápidamente la secuencia genética de un organismo es válido, ha informado la revista Science. En una reunión en Florida, representantes de los 10 grupos de investigación de EEUU que han obtenido fondos federales (unos 3.500 millones de pesetas, en total) para estudiar el genoma del ratón, decidieron, a la vista de los resultados obtenidos con la mosca del vinagre, que al menos parte del genoma se haría con este método. La tentación de dejar que las máquinas trabajen es fuerte, porque el genoma del ratón debe tener unos 3.000 millones de pares de bases, y encontrar su orden completo y las regiones codificadoras (los genes) sería mucho más lento con las técnicas clásicas de secuenciación. En pruebas hechas en segmentos conocidos del genoma del ratón con este método, se ha visto que se pueden encontrar bien los genes y las regiones de regulación. Francis Collins, director de Instituto para la Investigación del Genoma de EEUU, que coordina el proyecto del ratón, cree que la decisión es acertada.

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