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Reportaje:

Una empresa con las pilas muy bien cargadas

A pesar de que Saft Nife Ibérica se constituyó en el año 1996, el complejo entramado empresarial de esta filial de la multinacional francesa Saft se remonta a 1929, cuando nació Nife, y a 1972 cuando se creó Saft Ibérica. Su fusión hace cuatro años configuró uno de los tentáculos de un gigante industrial que se ha convertido en líder dentro de su ámbito de competencia (España y Portugal) en sistemas de alimentación eléctrica y baterías.A pesar de contar con una única planta en Vitoria, la empresa tiene delegaciones en toda la Península y sus fabricados integran productos de marca Saft que provienen de industrias de Tours, Burdeos y Angulema en Francia, Alemania, Inglaterra y Suecia.

SAFT NIFE IBÉRICA

Año de fundación: 1996Actividad: fabricación de equipos de fuerza industriales (cargadores, baterías y sistemas de alimentación) Plantas: polígono industrial de Ali Gobeo (Vitoria) y delegaciones en España y Portugal Facturación (1998): 5.000 millones de pesetas Porcentaje de exportación: 10% Plantilla: 90 empleados

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Moverse en un mercado con fuertes cambios tecnológicos

La central de esta multinacional francesa se encuentra en París, pero en la filial española -Saft Nife Ibérica- el capital pertenece a Alcatel España, cuya matriz asimismo se encuentra en Francia. La firma nació como una empresa vinculada a acumuladores y baterías para aplicaciones en el mundo de los transportes, pero ha desarrollado electrónica de potencia que permite disponer de sistemas de alimentación ininterrumpida en los ámbitos de las telecomunicaciones, transportes y distribución eléctrica industrial.

Alimentación ininterrumpida

Las UPS, o sistemas de alimentación ininterrumpida, se han convertido en un equipamiento vital para las grandes empresas que no pueden depender de un bajón de tensión o un corte de energía eléctrica. Se trata de proporcionar una garantía energética continuada para centros empresariales o administrativos en donde una alteración del suministro podría hacer peligrar servicios básicos o incluso archivos informatizados. La planta vitoriana fue construida antes de la fusión entre Saft y Nife en el año 1972 como una joint venture de Cegasa y Saft, a pesar de que unos años más tarde la primera se desvinculó.

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"Desde entonces, nuestra evolución se ha dirigido al desarrollo de acumuladores cada vez más energéticos y de menor tamaño para las telecomunicaciones y los vehículos eléctricos", señala Jesús María Rodríguez, manager general de la firma y responsable de la planta alavesa, "además de desarrollar la modulabilidad y las unidades de supervisión asociadas a los equipos".

La pertenencia a una compañía multinacional no les resta margen de maniobra dentro de su territorio competencial. En España y Portugal "somos plenamente autónomos en las decisiones comerciales que tomamos con nuestros equipos", indica Rodríguez, quien reconoce, en todo caso, que existe una política coordinada en precios de componentes básicos.

"La economía está muy globalizada y no puede haber incoherencias", subraya. Esto supone, además, que la planta vasca ha desterrado un departamento de investigación y desarrollo propio, con el que contaba hace unos pocos años, en beneficio de una ingeniería aplicada exclusivamente a las necesidades de los clientes particulares con los que cuentan en la Península.

La competencia en el sector es fuerte, tanto procedente de empresas españolas como extranjeras. Todos los grupos que tienen un nombre en el mundo de las telecomunicaciones y en el de las unidades de alimentación ininterrumpida se encuentran en la misma arena. En el ámbito de los equipos industriales y dentro del mercado eléctrico, la firma alavesa alcanza una cuota de mercado próxima al 50% que les convierte en líderes.

Este papel preponderante también lo alcanzan en la producción de baterías industriales alcalinas dirigidas al transporte (los ferrocarriles principalmente), así como en equipos de socorro para quirófanos o alumbrado de emergencia. Tanto en el terreno de la batería portátil como en el resto de los sectores en los que ocupa una cuota menor, la lucha es despiadada.

Los clientes más sobresalientes son las grandes compañías de distribución de electricidad como Iberdrola, Unión Fenosa, el grupo Endesa, Red Eléctrica Española, todos ellos "actores que están invirtiendo mucho dinero en telecomunicaciones", así como Telefónica o Renfe.

Entre las aplicaciones de sus baterías portátiles está también el accionamiento de sillas de ruedas para minusválidos "que permiten tanto subir o bajar escaleras como un mecanismo de elevación para recoger objetos en altura", sostiene Jesús María Rodríguez. "El campo de la energía autónoma es inmenso y es creciente ya que cada vez más se requiere libertad de movimientos y servicios móviles que necesitan del perfil de productos que creamos", agrega.

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