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Kasiánov, un tecnócrata ambicioso

La ascensión de Mijaíl Kasiánov ha sido espectacular. En febrero de 1999 era tan sólo uno de los varios viceministros de Finanzas. Hoy es primer viceprimer ministro y coordinador del Gobierno, algo parecido a un primer ministro en funciones. Está facultado para presidir las reuniones del Gabinete (como hizo ayer) e incluso para sustituir al presidente interino si éste se ausenta del país, lo que, por cierto, no tiene ninguna intención de hacer Vladímir Putin antes de las elecciones del 26 de marzo.En algo coinciden cuantos conocen a Kasiánov, de 42 años: en que es ambicioso y capaz. Bien visto en Occidente, donde ha renegociado la pavorosa deuda externa rusa, habla bien inglés y, según algunas fuentes, tiene como padrino al magnate Borís Berezovski, quien, supuestamente, le impuso el pasado mayo como ministro de Finanzas, en contra de la opinión del zar económico Mijaíl Zadórnov, que dimitió a los tres días de su nombramiento.

Kasiánov se apuntó un buen tanto el año pasado al lograr reestructurar la deuda del Club de París de países deudores y un relativo fracaso con la del Club de Londres de acreedores comerciales, pero su nombramiento de ahora demuestra que eso no le hizo perder puntos con Putin, a quien acompañó vestido con uniforme militar en una reciente visita a la flota del Pacífico.

Kasiánov, que trabajó en el Gosplan (organismo de planificación estatal soviético), está considerado como un tecnócrata reformista y partidario de la economía de mercado, pero, como el propio Putin, la principal marca de su ideología es el pragmatismo.

Su puesto de hoy es provisional, pero puede convertirse en definitivo si no defrauda a su jefe en los tres próximos meses.

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