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Una fuerza en declive

El Bloc d"Estudiants Independentistes (BEI), afín en un principio a Esquerra Republicana (ERC), consiguió implantarse fuertemente en las universidades barcelonesas a mediados de esta década. Fue determinante para la elección de Carles Solà como rector de la Universidad Autónoma (UAB) y, en menor medida, para la de Antoni Caparrós en la Universidad de Barcelona (UB). También era importante, aunque no decisiva, su presencia en el claustro de la Pompeu Fabra (UPF). Hasta hace poco era la primera fuerza estudiantil en las tres universidades.Sin embargo, su influencia y su peso en los claustros de las universidades barcelonesas han decaído notablemente en los últimos tiempos. En la UAB fue barrido el año pasado por los colectivos asamblearios; hace un mes perdió la preponderancia en la UPF en favor de la Asociación de Estudiantes Progresistas (AEP), afín a la izquierda no socialista, y precisamente ayer se hicieron públicos los datos de las elecciones que se llevaron a cabo el jueves en la UB, el mismo día de los incidentes, en las que el BEI ha pasado de ser la primera fuerza con 32 claustrales a ocupar el tercer lugar con tan sólo 24, siendo superado ampliamente también por la AEP y además por la Coordinadora de Asociaciones de Independientes. El BEI obtuvo 1.386 votos del total de más de 60.000 estudiantes matriculados en la UB.

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La Ley de Reforma Universitaria (LRU) otorga una gran presencia a los estudiantes en los claustros de las universidades, en torno al 30%, lo que sin embargo no parece haber hecho mella en el ánimo del alumnado, cuya abstención es clamorosa en casi todas las elecciones para elegir claustrales, que en el mejor de los casos supera el 70%, y en el peor llega al 90%.

Como representantes de los estudiantes, los miembros de estas formaciones comparten en la UB un espacio denominado Hotel de Asociaciones, que dispone de infraestructura para su funcionamiento, léase teléfonos, fax y material de oficina.

Determinar la subvención que reciben de la universidad es más difícil. La UB destina alrededor de 10 millones de pesetas al año a las más de 40 asociaciones de estudiantes, de todo tipo, que tiene registradas. De esta cifra, 3,5 millones se destinan a gastos de infraestructura de las asociaciones, y el resto sirve para subvencionar las actividades que organizan; pero este dinero debe pedirse y negociarse específicamente para cada una de estas actividades.

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