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Resorte

NEGRITASQuien aún dude de la cohesión del gobierno tripartido de Granada tiene que desechar de inmediato sus recelos. El concierto de Enrique Morente con la Orquesta Ciudad de Granada fue el acontecimiento donde se probó la solidez de la alianza. Aún se escuchaban en el aire el último gemido del cantaor y los residuos sonoros de los instrumentos de cuerda cuando en un lateral se irguieron, como movidos por un muelle, una compacta representación del gobierno: José Antonio Aparicio, socialista; Baltasar Garzón, de IU, y Jesús Valenzuela, nacionalista.Los espectadores quedaron asombrados por ese levantamiento sincrónico, por los gestos miméticos de felicidad de los aludidos y por la meticulosa coincidencia de sus palmadas. Este cronista -incrédulo e incluso escéptico- examinó luego los asientos en busca de un mecanismo, propio de Fu-Manchú. que hubiera elevado con tan pasmosa silmultaneidad los traseros del tripartito, pero al no hallar ningún dispositivo tuvo que admitir la existencia de unas afinidades íntimas y artísticas por encima de las conveniencias políticas de la alianza.

Al unísono aplaudían al director de la orquesta granadina Josep Pons el aludido Aparicio, responsable de las arcas municipales, y Valenzuela, el concejal que por la extensión de su área (Turismo, Deportes y Cultura) dispone más bien de una hectárea, como oportunamente ha fijado su mentor Pedro Pacheco. Aplaudían con entusiasmo una vez y otra y Pons, cortés, guiñaba y hacía reverencias. ¡Qué bien disimulaba el maestro, pues desde abril le deben los salarios!

No pudo disimular la muerte, sin embargo, el primer difunto inscrito en el registro de Lanjarón después de que el alcalde, José Rubio, atendiendo la llamada a la revolución de Teófila Martínez, prohibiera en un bando morir a los vecinos hasta que no estuviera acabado el nuevo cementerio. ¿Quién desobedeció? ¿Dios, la muerte, el individuo? Qué dura es la rebelión. La de la muerte y la del IPC, tanto monta.

Quien está revolucionando las formas es el arzobispo de Granada, Antonio Cañizares, que después de preparar la beatificación de 17 mártires de la guerra civil se ha ido al fútbol. Cañizares se presentó el domingo en el campo de Los Cármenes para asistir al partido contra el Cádiz. "Nada de lo que sucede en nuestra tierra me es ajeno", ha dicho con razón.

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