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El Ejército de Indonesia ejerce la violencia sobre Timor hasta el final

El obispo de Baucau, Basilio do Nascimento, denunció ayer que el Ejército indonesio asesinó al menos a seis personas el pasado viernes antes de retirarse de la segunda ciudad de Timor Oriental, situada al noreste de la antigua colonia portuguesa. Asimismo, las tropas de Yakarta asaltaron ayer diversos almacenes e incendiaron varias casas en Dili, a pocas horas de la entrega del control sobre la seguridad en el territorio a la fuerza multinacional de Naciones Unidas.

El jefe de las tropas de la ONU, el general Cosgrove, reconoció que sus hombres deben contenerse hasta obtener el mando absoluto del territorio, y pidió al Ejército de Yakarta que investigue, "por su propio interés", los crímenes de guerra cometidos en Timor por sus militares. "Las tropas indonesias", dijo ayer el obispo de Baucau, "nos están dejando algunos regalos antes de abandonar el territorio".Basilio do Nascimento explicó que el batallón 745, con sede en Lospalos, abandonó el noreste de la isla sembrando una vez más el terror. Antes de salir hacia Atambua y Kupang, en el área occidental de la isla, los soldados indonesios mataron al menos a seis personas e hirieron a otras dos, incendiaron la sede de la Telecom y arrasaron varias casas.

Asimismo, los soldados de Yakarta asaltaron varios almacenes e incendiaron diversos edificios en la capital, ante el comedimiento y el autocontrol de las tropas de paz, que están evitando cualquier incidente antes de recibir el mando absoluto de la antigua colonia lusa.

El jefe del Estado Mayor de la fuerza multinacional, el brigadier Mark Kelly, reconoció que los soldados de Naciones Unidas no pueden hacer nada contra los soldados indonesios, dado que ellos conservan una parte del mando en el territorio, según los acuerdos firmados en Nueva York.

No obstante, todo ello cambiará radicalmente cuando el control de la seguridad sea entregado a la fuerza multinacional, previsto para principios de esta semana.

Kelly explicó que la reacción de las fuerzas de paz ante las amenazas e intimidaciones de los soldados indonesios "son un ejemplo perfecto de comportamiento profesional: un ejercicio de contención".

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