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Entrevista:

SALVADOR LARROCA "La película "Matrix" redefine al superhéroe"

Dibujante estrella en la editorial americana de cómics Marvel, Salvador Larroca, de 35 años, no es de Estados Unidos, sino de Benimaclet. Desde su casa valenciana, ilustra los guiones del mítico Chris Claremont para una serie también legendaria, Fantastic Four (Los 4 Fantásticos). Sus armas: páginas espectaculares salpicadas de tipos musculosos y de heroínas con cuerpo de show-girls, trabajo metódico y mucho servicio de mensajería. Pregunta. ¿Duele ser más conocido fuera que en su tierra? Respuesta. Uno no puede evitar cierto sentimiento al respecto. A mí y a otros españoles que trabajamos en Marvel se nos ha echado en cara que no hagamos cómic de autor, lo habitual en nuestro país. Pero con las tiradas con las que se trabaja aquí (3.000 ejemplares ya es un éxito), la verdad, no se puede vivir en condiciones. Aparte, no soy dado a prodigarme en salones de cómic, y quizás esto haya influido en que a veces me sienta mirado por encima del hombro.. P¿Cómo llegó donde está? R. Empecé trabajando con Planeta de Agostini, que edita Marvel en España. Después continué en la división inglesa de Marvel, que se canceló. Tuve suerte y pude dibujar un número de La Masa para la casa madre americana. Después dibujé Flash para DC [la editora de Superman] y luego Motorista Fantasma para Marvel. Y desde hace dos años estoy con Los 4 Fantásticos. P. Se dice que los americanos pagan sueldos con muchos ceros. R. Yo estoy muy contento. Pero a los fans les interesan los dibujos. Las cifras, en fin, sólo a mí. P¿Han bajado, como casi en todas partes, las ventas en Estados Unidos? R. Así es. Antes, series como Los 4 Fantásticos podían llegar al millón de ejemplares; ahora bordean los cien mil. El lector se ha hecho mayor y la industria no ha enganchado a los jóvenes, que prefieren Internet o los vídeo-juegos. El tebeo quedará, pero como parte de un conglomerado mayor relacionado con estos nuevos elementos. Además, el superhéroe clásico necesita una revisión. Por ejemplo, la película Matrix lo redefine. Lo viste de cuero, lo empuja hacia los ordenadores. Lo prepara para el futuro.

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