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Robertson opina que la guerra de Kosovo reveló la debilidad defensiva de Europa

No ha habido ningún margen para la sorpresa. El escocés George Robertson fue elegido ayer sucesor de Javier Solana como secretario general de la Alianza Atlántica, cargo al que accederá a finales de septiembre o principios de octubre. Definido como un halcón fiel a su primer ministro, Tony Blair, y muy próximo a Washington, Robertson se apresuró ayer a subrayar que la guerra de Kosovo "ha puesto de manifiesto la necesidad de reforzar la capacidad europea de la defensa en el interior de la OTAN".

Desarrollar esa identidad europea de la defensa, mantener abiertas las puertas de la ampliación al Este de Europa y mejorar las relaciones aliadas con Rusia tras los deterioros de los últimos meses serán las tres prioridades de su mandato, según declaró ayer en Londres. "Una de las lecciones más claras del conflicto de Kosovo es la necesidad que tiene Europa de realzar sus capacidades militares", afirmó Robertson poco después de que los 19 embajadores de la OTAN aprobaran oficialmente su nombramiento.Se adelantaba así al principal reproche que ha suscitado su elección: su tradicional alineamiento con EEUU. Profundizar en la identidad europea de la defensa será uno de los ejes de su gestión. Contará con la ventaja de que en el otro lado de la barrera estará su antecesor, Javier Solana, como primer responsable de la política exterior y de seguridad común (PESC) de la Unión Europea. Los embajadores, resueltas las dudas de Bélgica y los problemas burocráticos de Holanda y Canadá, que el lunes todavía no estaban en condiciones de pronunciarse por ser festivo en esos dos países, aprobaron otorgar a Robertson un mandato de cuatro años, ampliable a cinco. La fecha de entrada en vigor no ha sido aún fijada, aunque todo indica que será a finales de septiembre o principios de octubre. Robertson acudirá aún como ministro de Defensa a la reunión de sus colegas de la OTAN en Canadá a finales de septiembre.

George Robertson será el décimo secretario general de la OTAN y el tercer británico que ocupa el cargo. Antes lo hicieron lord Ismay (1952-57) y lord Carrington (1984-88). Dos holandeses, dos belgas, un alemán, un italiano y un español completan la lista.

Tras la gestión de Solana y el nombramiento del italiano Romano Prodi para presidir la Comisión Europea, sólo un europeo del norte podía acceder al cargo. Griegos y turcos están perennemente descartados por sus enfrentamientos mutuos. Estados Unidos ocupa siempre la jefatura militar y reserva para un europeo la jefatura política. Francia tampoco puede ocupar la secretaría general porque no está plenamente integrada en la estructura militar aliada.

Pocos querían a un candidato de un país pequeño, descartándose así las pretensiones de Bélgica, Holanda y Dinamarca. La elección se debatía entre un alemán y un británico. La negativa del canciller Gerhard Schröder a ceder a su ministro de Defensa, Rudolf Scharping, ha acabado por allanar el camino a Robertson. Hijo y nieto de policías, George Robertson se convirtió durante la guerra de Kosovo en el principal halcón de los Gobiernos europeos, y desde la plataforma de la conferencia de prensa diaria de su Gobierno defendió las posiciones más agresivas de los aliados en contra de Slobodan Milosevic. Su fidelidad de entonces le ha granjeado el apoyo absoluto de Blair y de EEUU. "Es un ministro extraordinariamente capaz, que ha servido bien a su Gobierno, no sólo durante el conflicto de Kosovo, sino en los cruciales debates sobre el futuro de la OTAN que precedieron la cumbre de Washington", declaró ayer en la capital de EEUU el portavoz de Departamento de Estado, James Rubin. "Ha impresionado a sus colegas de la Alianza por sus conocimientos, su capacidad de liderazgo y su destreza diplomática", añadió Rubin.

Gendarme mundial

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Robertson hereda una nueva OTAN. Una OTAN convertida en gendarme mundial tras darse a sí misma en Washington el marco legal que le permite intervenir en un conflicto, aunque no tenga un mandato explícito del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Una OTAN que se ha ampliado al Este con el ingreso de tres antiguos satélites de la desaparecida Unión Soviética: Polonia, Hungría y la República Checa. Una OTAN que convirtió a Rusia en aliado por unos meses, hasta que las diferencias sobre la intervención en Kosovo han puesto en cuarentena ese buen entendimiento. Una OTAN, en fin, dispuesta a admitir que los europeos utilicen los recursos aliados para misiones propias. Profundizar todo eso será la gran tarea del nuevo secretario general.

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