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Los socialistas auparán al PP a la Diputación de Álava y pasarán acto seguido a la oposición

El PSE, fundamental en el juego de alianzas en Álava, anunció ayer su decisión irrevocable de dar sus votos al PP para que acceda al gobierno de la Diputación foral, pero inmediatamente después pasará a la oposición. Con esta solución busca un doble objetivo: impedir que el PNV vuelva a gobernar la institución y, al mismo tiempo, no colaborar al cien por cien con un gobierno popular, lo que, según entienden los socialistas, les debilitaría. Ayer se constituyeron las Juntas Generales de Álava (Parlamento provincial), presididas por la socialista Xesqui Castañer.

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El apoyo mutuo entre el PP y los socialistas en Álava se circunscribe sólo a la elección de los principales cargos en las Juntas Generales (el legislativo foral) y en la Diputación de Álava (el órgano ejecutivo de la provincia). Merced a esos acuerdos, el PSE consiguió ayer la presidencia de las Juntas con el respaldo de los populares y de Unidad Alavesa (UA). Así, Xesqui Castañer se convirtió en la primera mujer en presidir la Cámara alavesa. Como contrapartida, el Partido Popular gobernará la provincia con Ramón Rabanera a la cabeza gracias al voto favorable anunciado ayer por los socialistas. Esta colaboración se aprecia con "normalidad" desde el Gobierno vasco. De hecho, su portavoz, Josu Jon Imaz, animó a que estos acuerdos sirvan para "dotar de estabilidad a las instituciones" y no sólo para "nombrar cargos y designar funciones".

Pero los pactos entre PP y PSE en Álava terminan justo ahí. A partir de la elección del diputado general, los socialistas pasarán a la oposición y se convertirán en una pieza clave para la gobernabilidad, con sus nueve representantes en las Juntas Generales. Según adelantaron ayer, tienen la intención de ejercer de bisagra entre el bloque nacionalista y el centro-derecha constitucionalista, representado por el PP y UA. Por un lado, los socialistas quieren cerrar el paso a la coalición PNV-EA porque entienden que no forman "el eje adecuado". "Nosotros queremos un país tranquilo, cómodo, en el que quepan todos", justificó Fernando Buesa, secretario general del PSE en Álava.

Por otro, los socialistas se han negado a entrar en el gobierno de la provincia o a firmar un pacto de legislatura con su enemigo natural porque creen que apoyar a gobiernos populares les debilitaría en un futuro electoral: "El PP no ha entendido que el constitucionalismo será fuerte en Euskadi si la derecha y la izquierda son fuertes". Para lograr esa fortaleza Buesa asegura que era necesario el reparto de la Diputación de Álava y el Ayuntamiento de Vitoria.

Pero el PP, la lista más votada tanto en la capital como en la provincia, se negó a ceder la alcaldía a los socialistas. "El PP ha hecho una lectura prepotente de las elecciones", sostiene el PSE. Además, Buesa entiende que los populares quieren recoger el relevo al PNV en las instituciones con ánimo de "revancha". "Nosotros", señaló el dirigente socialistas, "estamos en contra de políticas frentistas".

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Con estas premisas, Álava tendrá un diputado general popular, pero un gobierno inestable. En una Cámara compuesta por 51 procuradores, contará con el apoyo de sólo 18 junteros (los propios y los de UA) y una oposición frontal de al menos 22 (PNV-EA más Euskal Herritarrok). En medio, con un implícito derecho de veto, se situarán los socialistas. Izquierda Unida, con dos representantes, se ha colocado en una posición neutra.

Estas posiciones se atisbaron en el pleno de ayer, el primero de la legislatura en las Juntas Generales. La socialista Xesqui Castañer obtuvo el respaldo de PP, PSE y UA para acceder al cargo de presidenta de la Cámara. Derrotó al candidato nacionalista, Juan José Ochoa de Eribe, por 26 votos a 15. IU presentó a su propio aspirante.

Nuevo abandono de EH

El incidente más destacado correspondió a la salida anticipada de los representantes de Euskal Herritarrok (EH), que no llegaron a votar. Protestaban porque uno de sus junteros, el preso José Blanco, presunto colaborador del comando Vizcaya de ETA, fue devuelto a la prisión de Aranjuez nada más comenzar el pleno por orden judicial. Tras acusar por esto al PP y al PSE, abandonaron la sala de plenos, al igual que ocurrió el pasado lunes en el Parlamento navarro.

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