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Crítica:SALSA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Te ponen la cabeza mala

Olvídense: nadie en el mundo suena como Van Van. Nadie. Y aunque, por suerte, aún no tiene ese halo con que la muerte suele envolver a los más grandes, Juan Formell es uno de ellos. Un tipo aparentemente normal, pero habitado por un descomunal instinto. Un gigante de la misma escuela de Benny Moré, Enrique Jorrin, Cachao, Arsenio Rodríguez, Félix Chapppotin, Chano Pozo, Ignacio Cervantes o Miguel Matamoros. Ni lo duden. Desde que en diciembre de 1969 se inventó a Van Van, Formell ha ido sembrando los campos de la música cubana de hallazgos únicos. Suya fue la idea de añadir a los instrumentos de una charanga (flauta, violines, piano...) una batería y trombones, la de cambiar contrabajo por bajo eléctrico... El sello distintivo de un sonido que se te incrusta en el cerebro y ya no quiere irse. Y cuando entra la clave, parece estar diciendo vanvan-vanvanvan.

Juan Formell y Van Van

Juan Formell (bajo), Mario Rivera, Pedro Calvo y Roberto Hernández (cantantes), César Pedroso (piano), Edmundo Pina, Alvaro Collado y Hugo Morejón (trombón), Pedro Fajardo y Gerardo Miró (violín), Manuel Labarrera (congas), Julio Noroña (güiro), Samuel Formell (batería y percusión), Boris Luna (teclados) y Jorge Leliebre (flauta). La Riviera. Madrid, 19 de junio.

La orquesta lleva tres cantantes. Abrieron la función juntos con Ya empezó la fiesta y estrenaron Permiso, que llegó Van Van, título de su próximo disco. El potente Roberto Hernández convence a todo el mundo en la contagiosa Eso te pone la cabeza mala, mientras que el carismático Mario Rivera lleva la voz cantante en Soy todo (¡Ay, Dios, ampárame!) o Llévala a tu vacilón ("que baile, déjala, para que se excite hasta que grite..."). Pedro Calvo, el decano en las voces, con su inseparable sombrero de ala, se quedó con Azúcar.

Fue una actuación convencional. No hubo velas, ni tarta de cumpleaños; sólo una llamativa pancarta en el escenario recordaba el trigésimo aniversario de Van Van. Y se echaron en falta números como ¡Qué palo es ése!, Sandunguera, La Habana no aguanta más, El baile del buey cansao, Eso que anda o Muévete, que hizo popular Rubén Blades. En definitiva, un guiño a esos 30años de lustrosa carrera. Claro que tampoco hubiera podido ser por falta de tiempo: entre la larga duración de los temas -se estiran más en directo- y las limitaciones horarias de la sala, aquello no daba para más.

Treinta años y siguen ahí. Nunca defraudan. Eso es lo que tienen. Y ésa es la respuesta a una pregunta que muchos se hacen: ¿qué tiene Van Van que sigue ahí? Ahora traen un nuevo estribillo tremendamente pegajoso, "mira pa"tras, mira pa"los laos...", mensaje para las nuevas generaciones de bailadores.

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