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Jesús Mari Lazkano juega con el tiempo y la reconstrucción de arquitecturas y paisajes

Las series que reflejan los invernaderos, los paisajes panorámicos y las arquitecturas rescatadas de los rincones de la ciudad de Roma se suceden en la exposición De los tiempos, del pintor Jesús Mari Lazkano. El artista dice que los temas que aborda, sin embargo, son anecdóticos. Tras ellos se esconden un juego con el tiempo y la reconstrucción de edificios y visiones de la naturaleza heredadas de la Historia del arte, con un guiño a técnicas olvidadas, como la pintura al fresco. De los tiempos, inaugurada ayer en la Sala Rekalde, de Bilbao, estará abierta hasta el 29 de agosto.

La exposición De los tiempos reúne más de 60 obras pintadas por Lazkano en los últimos siete años. Su obra está estructurada en series, que avanzan hacia nuevos temas sin rupturas, con una suave evolución. En las pinturas de 1992, Lazkano estaba volcado en la arquitecturas decimonónicas de los invernaderos. Desde las estructuras de metal y cristal, evolucionó hacia la representación de jardines clásicos congelados en el tiempo. El siguiente salto cronológico avanza lentamente hacia obras de gran formato, en las que se ven a vista de pájaro paisajes panorámicos. "Son paisajes en las que la naturaleza está arquitecturizada", explica el pintor. La cuarta serie, la más reciente, recoge los cuadros pintados en una estancia en Roma,con una fuerte influencia de la arquitectura clásica. "La arquitectura me persigue", explica Lazkano. "Está latente hasta en los paisajes, pero en Roma vuelve al primer plano". Lazkano vivió en Roma gracias a una beca de la Academia de España. La capital italiana, "periférica en el arte contemporáneo", supuso para Lazkano un reencuentro con las huellas de la historia del arte que se encuentran sin querer en cada rincón de la ciudad. "Es un gran puzzle histórico a la vista". Las obras que representran el trabajo realizado por Lazkano en los últimos años, se completa con los cuadernos de bocetos y estudios de preparación de las obras. El director de la Sala Rekalde, Javier González de Durana, asegura que la obra de Lazkano, un artista que ya ha entrado en "su primera madurez", se caracteriza por algo más conceptual que el realismo de sus pinturas o sus temás iconográficos. Lo fundamental, añade, es que su pintura refleja "la fugacidad del tiempo, de las ideas y de las realizaciones de los hombres", y se complementa con "la permanencia de la naturaleza". Técnicas olvidadas Lazkano coincide al explicar que en su pintura, sea cual sea el tema que aborde, se repite "el juego con la mirada del tiempo". Por eso ha buscado la forma de reproducir en sus pinturas la estética de técnicas ya olvidadas, como la pintura al fresco, y reconstruye arquitecturas clásicas. "Es una ida y vuelta en el tiempo", señala Lazkano. "La herencia del pasado es fundamental. Existe cierto autismo hacia lo ocurrió en el pasado, cuando somos lo que somos por la cultura que heredamos. Es muy intereseante recuperar áreas olvidadas por prejuicios y recrearlas con nuevas lecturas". Sobre esta teoría ha pintado Lazkano los enigmáticos paisajes panorámicos de grandes dimensiones que ha incluido en la exposición. Estas imágenes de la naturaleza, que parecen extractos de una repetición hasta el infinito del mismo paisaje, son un reflejo de obras de pequeño formato que reproducen fondos tomados de cuadros de Leonardo, Mantegna y Brueghel. Lazkano también ha plasmado por escrito las reflexiones sobre el tiempo y el espacio que subyacen por debajo del primer impacto de sus pinturas. "Espacio y tiempo son paradigmas que se presentan en relación, pero es una relación desproporcionada, en desajuste", explica el pintor. "El tiempo siempre gana, siempre enseña", prosigue el artista. "Los espacios adquieren significación o la pierden con el tiempo".

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