Cinco, que fueron dos
Fueron cinco los candidatos, pero a la hora de la verdad el debate se centró en las primeras espadas de los dos primeros partidos, Loyola de Palacio, del PP, y Rosa Díez, del PSOE, las dos con vestido de color rojo, aunque el de la candidata del PSOE algo más chillón.También ellas lo sintieron así. Se miraban de reojo y estaban pendientes de lo que decía su rival más inmediata. De modo que, al final del debate, cuando Díez dijo que los votantes tenían que optar entre el progreso y el conservadurismo, De Palacio replicó: "Votadme para que Europa no se quede en discursos".
Díez acusó nerviosismo, a ratos, y a De Palacio le traicionó la cámara de televisión dos veces, con una mirada fulminante dirigida a su rival socialista.
A los otros tres candidatos, -de IU, CiU y PNV- los utilizaron, más la candidata del PP que a la del PSOE, para reafirmar sus posiciones ante su rival directa. El candidato del PNV, Josu Ortuondo, captó la situación y, en la recta final, se dedicó, al margen del debate, a reclamar para la margen izquierda del Río Nervión el objetivo uno de la UE.