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Las filtraciones en Aznalcóllar continúan, según la Junta andaluza

La mancha contaminante en el río Guadiamar detectada a finales de marzo por los técnicos de la Consejería andaluza de Medio Ambiente ha aumentado de extensión. Los indicadores de la Consejería muestran que el aporte de agua ácida y con una concentración elevada de cinc y manganeso se registraba ya, el pasado 5 de mayo, 16 kilómetros aguas abajo de la balsa minera de Aznalcóllar, de la empresa Boliden, cuya rotura provocó el 25 de abril de 1998 el vertido tóxico en la vega del Guadiamar. La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (dependiente del Ministerio de Medio Ambiente) ya confirmó hace dos semanas la existencia de filtraciones desde la rotura de la balsa minera e, incluso, resaltó que los aportes de aguas ácidas eran habituales desde hace años. Sin embargo, científicos y técnicos de la Consejería mantienen que la contaminación ha aumentado desde marzo. Entonces, los altos niveles de metales pesados sólo se registraban en las aguas cercanas a la mina, mientras que ahora se perciben a varios kilómetros de distancia.La Confederación achaca estas filtraciones a la débil cimentación de la balsa dado que, por mandato judicial, no se ha sellado el boquete por el que se vertieron cinco hectómetros cúbicos de aguas ácidas y lodos. Sin embargo, la Consejería andaluza cree también posible que la pantalla de bentonita fabricada por Boliden para aislar las aguas en contacto con la balsa siniestrada esté mal ejecutada.

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