_
_
_
_
_
Reportaje:

Facturar aire a presión

"Vendemos y fabricamos músculos". Jesús M. Lazcano, director gerente y fundador de Centralair, define con una cierta sencillez la actividad de su empresa, una firma que centra toda su actividad en el aire y su tratamiento. Su materia prima es, en teoría, la más barata, está en todas partes. Los músculos de aire hacen en las máquinas el mismo papel que el aceite. El cerebro de la máquina -en los tiempos que corren, un ordenador- dan una orden que son los músculos de aire los que la ejecutan. El aire comprimido se puede utilizar para realizar cualquier movimiento lineal en una instalación industrial, desde el empaquetado a la fabricación de helados. Las máquinas se pueden mover gracias a la electrónica, la hidráulica o la neumática, y es esta última la especialidad de Centralair. Pero si bien esta es la actividad esencial de Centralair, no es la única. Lo suyo es el aire en el sentido más amplio. Las aplicaciones de este elemento son tan amplias que su lista de clientes tiene más de 3.100 empresas. La empresa, con sede en San Sebastián, fue constituida en 1968 por tres socios. "La fundamos porque ya entonces pensamos que tenía posibilidades", dice Jesús M. Lazcano. De los fundadores sólo él, que es el único que ha visto cómo la sociedad ha pasado todas la etapas, desde la sociedad personal hasta la anónima, pasando por la limitada. Hoy el accionariado se reparte entre 12 socios, uno extranjero, nueve trabajadores y dos jubilados. Centralair se estrenó en el mercado como una firma esencialmente comercializadora, pero poco a poco fue buscando un hueco en el mercado y hoy, además de esta actividad, tiene su propia planta de fabricación en Andoain. Además cuenta con una filial en Hernani que realiza el montaje de productos en serie. "El salto a la fabricación lo dimos en 1980. Siempre habíamos hecho montaje. A comienzos de los ochenta vimos que había un nicho en la fabricación de componentes y lo aprovechamos", señala Lazcano. El negocio está estructurado en tres ramas diferenciadas por su actividad. En Neumática hacen el montaje y la venta de automatismos (músculos), su actividad tradicional. En Centork se realizan los componentes y se ha puesto en marcha su "apuesta de futuro", los actuadores eléctricos, un sistema eléctrico para cerrar y abrir válvulas recién patentado. La tercera pata, Pneumatik, se encarga del tratamiento del aire. En concreto cogen el aire lo comprimen, lo depuran y lo usan en quirófanos estériles, para respirar en condiciones difíciles o en bombonas. En Centralair trabajan de forma directa 53 personas de los que aproximadamente la mitad son titulados superiores, y de éstos el 80% son técnicos. Al entrar en la empresa Lazcano les deja claro que la firma se rige por lo que él llama siete puntos básicos: rentabilidad, seguridad y motivación, lealtad, liderazgo, innovación, trabajo duro, y calidad y servicio. "Cuando hablo de calidad siempre cuento la historia de los fabricantes de relojes Swatch. Llegaron los japonés y hundieron el mercado suizo. Estos señores reaccionaron vendiendo el mismo reloj que el japonés, pero con colorines, y en vez de pagar 1.000 pesetas la gente empezó a pagar 5.000 por el mismo producto. Eso es innovación", indica Lazcano. El grupo Centralair, que incluye la planta de Hernani, logró el pasado ejercicio unas ventas de 1.400 millones de pesetas. Las previsiones para este año son de alcanzar los 1.750 millones; unas cifra que, de acuerdo con la evolución del primer trimestre, puede superarse.

Más información
Investigar y crecer
La obsesión de conquistar mercados extranjeros
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_