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Christo y Jeanne-Claude instalan 13.000 barriles de petróleo en un gasómetro alemán

El proyecto se encuadra en la "Ruta de la cultura industrial", en la cuenca del Ruhr

Pilar Bonet

La pareja de artistas Christo y Jeanne-Claude, que en 1995 cubrieron el Reichstag (sede del Parlamento federal desde este mes) con un tejido de polipropileno durante 14 días, han vuelto a elegir un edificio histórico alemán como escenario y soporte de su obra. Esta vez le ha tocado el turno al gasómetro de Oberhausen, el mayor edificio de su género en Europa y uno de los símbolos de la cuenca del Ruhr, donde los artistas han instalado 13.000 barriles de petróleo pintados en siete colores diferentes. La instalación es parte de una ruta turístico-cultural.

La exposición, que se abrió al público ayer, es uno de los atractivos de la Ruta de la cultura industrial, un itinerario de 400 kilómetros único en su género que el land (Estado federado de Renania del Norte-Westfalia) inaugurará como conjunto el 29 de mayo. El gasómetro de Oberhausen, un depósito de gas de coque construido en 1928, es una de las reliquias de la industrialización europea.El muro, título que Christo y Jeanne-Claude han dado a su exposición, no tiene esta vez connotaciones políticas, sino poéticas, y su fin es "el placer puramente estético", según han explicado los artistas. Con la brillante superficie polícroma formada por los barriles -26 metros de alto, 68 metros de ancho y siete metros de espesor-, Christo y Jeanne-Claude son fieles a un tema que ya han abordado en repetidas ocasiones a partir de 1958, cuando, por primera vez, usaron esa materia prima industrial en sus composiciones. En 1961, la pareja presentó un montaje de barriles empaquetados en Colonia, y en 1962 bloqueó una calle parisina con una barricada de barriles a la que tituló el Telón de acero, en señal de protesta por la construcción del muro de Berlín.

Muestra documental

El montaje de Christo y Jeanne-Claude en el gasómetro va acompañado de una muestra documental de otros proyectos de la pareja, entre ellos otro montaje de 400.000 barriles y 150 metros de altura para los Emiratos Árabes y un plan para ponerle puertas al Central Park de Nueva York, en el que los artistas trabajan desde 1979. Los barriles utilizados en Oberhausen volverán a ser utilizados por la industria petroquímica cuando dejen de desempeñar su función artística, al cerrarse la exposición el 3 de octubre.

La Ruta de la cultura industrial es una oportunidad de remontarse directamente sobre el terreno por la historia y la prehistoria de la industrialización europea, para llegar a los restos de la primera mina, en Muttental, cerca de Witten, que datan de 1714. En cierto modo, este itinerario constituye un contrapunto occidental a la oferta cultural que se multiplica hoy en el este de Alemania, debido a la potenciación de Berlín y su entorno en la antigua RDA y el inminente traslado de las instituciones federales desde la ciudad de Bonn (en el Estado federal de Renania del Norte-Westfalia).

El itinerario dedicado a la cultura industrial alemana se extiende a lo largo de 400 kilómetros, entre las ciudades de Duisburgo y de Hamm, y constituye un recorrido pedagógico y nostálgico de excepción por el principal centro industrial europeo y el centro energético de Alemania. El conjunto comprende 19 estaciones de la industrialización del Ruhr, lugares míticos vinculados a los Krupp y los Thyssen, las grandes dinastías del carbón, el acero y de la industria del armamento. Jalonan la ruta seis museos de historia técnica y social, 12 colonias de viviendas obreras y nueve panoramas de paisajes venidos a menos, donde la vegetación de parques y jardines ha borrado los restos del lignito y el hierro.

Aparte del gasómetro, puntos fuertes son la mina Zollverein de Essen, construida en estilo Bauhaus y considerada la mina más bonita del mundo, la villa de Hügel, que la familia Krupp ocupó desde 1873 hasta 1945 como vivienda y lugar de representación en un emplazamiento donde el aire era más puro que en los alrededores. Las 269 habitaciones de la mansión, que albergaron a muchas cabezas coronadas, contrastan con los modestos alojamientos obreros. Está también la mina de Nachtigal y otras minas de Witten, donde se puede seguir la evolución de la técnica de extracción del carbón, así como las máquinas de la fábrica de cinc de Altenberg en Oberhausen y el elevador de barcos de Henrichenburg, inagurado por el kaiser Guillermo II. Muchos de estos edificios ya funcionaban antes como museos o sedes de exposición, pero, con el lanzamiento de la ruta, todos ellos se articulan como parte de un conjunto al que se potencia con nuevos proyectos de futuro.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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