Detenido durante unas horas el ex gobernador del Banco dé Brasil
El economista Francisco Lopes, ex presidente del Banco Central de Brasil, fue detenido al final de la tarde de ayer, después de negarse a declarar ante una comisión de investigación del Senado sobre un escándalo que salpica a la autoridad monetaria y a varios bancos privados. Argumentando que no podía declarar porque se le trataba como culpable, Lopes acogió con calma la orden de prisión dictada por el presidente de la comisión y ejecutada por un comisario de la policía federal.
Algunos senadores sugirieron a gritos que Lopes fuese detenido por el mismo cuerpo de seguridad del Senado. Pero salió escoltado por el comisario, dejando a más de dos docenas de perplejos y airados senadores plantados en sus escaños. Pocas horas después, sin embargo, Lopes fue liberado al presentar un habeas corpus preventivo expedido por un juez federal horas antes. Esa circunstancia confirma que sus abogados decidieron correr un riesgo calculado, saliendo de la órbita esencialmente política del Senado y buscando el terreno menos móvil de la justicia.
La actitud del ex presidente del Banco Central provocó, además de sorpresa general, un serio contratiempo en los trabajos de la comisión parlamentaria de investigación, ya que abre un precedente que podrá ser utilizado por otros funcionarios convocados. Entre ellos está el antecesor de Lopes, Gustavo Franco, y varios otros directores y ex funcionarios de la institución. La comisión trata de averiguar cómo el Banco Central prestó "tratamiento diferenciado" a algunos bancos privados, causando pérdidas al menos de 2.000 millones de dólares (310.000 millones de pesetas) al tesoro nacional.
Lopes y otros altos funcionarios son sospechosos también de tráfico de influencias y de asesorar a entidades del mercado financiero mientras ocupaban altos puestos públicos.
Según las leyes brasileñas, una comisión parlamentaria de investigación tiene poder suficiente para mandar a prisión a quien se niegue a colaborar con sus trabajos.
