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Tribuna
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El desafío de la competencia mundial

La fusión de Deutsche Telekom y Telecom Italia impulsa el proceso a la consolidación en Europa, en línea con la que se viene manifestando en Estados Unidos desde que la Telecommunications Act de 1996 posibilitó la convergencia de actividades por líneas de negocio y flexibilizó las limitaciones geográficas para la actuación de los operadores. La creciente concentración en EEUU responde a la importancia del tamaño para ser jugador exitoso. La unión de empresas europeas (Europa es un mercado de 157.000 millones de euros) es un paso necesario para ser relevante en la configuración mundial y para competir en los grandes mercados, como Estados Unidos (180.000 millones de euros) y Japón (95.000 millones de euros).

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La fusión deja para el recuerdo conceptos como mercado nacional, actividad estratégica en la soberanía de los países, estatalidad..., e impone considerar las telecomunicaciones como un negocio sin fronteras que precisa responder con tamaño y dinamismo a la mundialización.

La fusión es un claro aviso a gestores y reguladores. No más de cinco jugadores formados por uniones transnacionales dominarán un negocio que genera al año ingresos de 665.000 millones de euros y que crece más del 20%.

Ya sólo con la pionera respuesta al cambio dado por de Deutsche Telekom y Telecom Italia, al margen de su resultado, se impondrá una nueva estrategia para tomar la posición adecuada en la nueva configuración. Otros grandes operadores europeos (British Telecom, France Telecom y Telefónica) tendrán que pensar cómo ganar tamaño rápido para no verse en inferioridad de condiciones.

La fusión debe recordar a los operadores españoles su posición europea, parcialmente abandonada, y la relevancia de ser un actor en Europa acorde al significado económico y sectorial de España. Parece de sumo interés una apuesta europea para Telefónica, dado el carácter natural de este mercado, que es centro neurálgico del comercio exterior y grandes flujos de tráfico (más del 50% del tráfico internacional de España se concentra en Alemania, Francia, Reino Unido e Italia).

La fusión es un mensaje de la exigencia de pensar estratégicamente. El cambio exige hacer las cosas no sólo mejor, sino de forma diferente. El éxito depende de ver hoy el futuro. Aunque muchas veces el mercado financiero penaliza a corto plazo a las empresas con visión de futuro, el futuro de las telecomunicaciones requiere estrategia, tamaño, eficiencia y modernidad.

Iñaki Santillana es consultor de telecomunicaciones y profesor de economía en la Universidad Autonóma.

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