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GUERRA EN YUGOSLAVIA La implicación española

"No hemos sufrido torturas, aunque sí tormento psicológico", dicen los periodistas de Tele 5 liberados

Enric González

Jon Sistiaga y Bernabé Domínguez llegaron al paso fronterizo de Blace a las 13.25 horas, a pie. Habían sido detenidos por la policía serbia cinco días antes allí mismo, cuando filmaban la operación de descarga de un tren repleto de albanokosovares expulsados de su país. Un coche policial les depositó en la frontera de Serbia, donde su libertad se demoró aún unos minutos -se les obligó a depositar todas sus pertenencias sobre una mesa y a Sistiaga le propinaron un par de golpes-, y al fin pudieron salir del país. En el trayecto desde Pristina a la frontera "no había ni un sólo refugiado", según confirmó Sistiaga. Tampoco vieron refugiados esperando en el lado serbio del puesto. Los dos periodistas de Tele 5, sonrientes, acompañados por un fotógrafo holandés también retenido, se abrazaron a los compañeros que les esperaban."No hemos sufrido torturas, aunque sí algunos castigos físicos y mucho tormento psicológico", explicó Domínguez, el camarógrafo. Codazos y patadas ocasionales, horas en cuclillas, largos interrogatorios que concluían de madrugada y la intimidación constante de los paramilitares que ocupaban el Gran Hotel de Pristina, donde se les alojó bajo arresto, compusieron el menú de unos días penosos. Cuando la OTAN bombardeaba, Sistiaga y Domínguez no tenían acceso al refugio. Colocaban los colchones contra la ventana y confiaban en la suerte. Podían hablar más o menos regularmente con el equipo de Tele 5 que esperaba en Skopje a que fueran liberados, pero todas sus palabras eran controladas.

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Los dos periodistas fueron detenidos en el interior del tren que filmaban. "Eran escenas brutales, comparables a las que hemos visto del drama judío", según Domínguez. Cuando todos los deportados, unos cinco mil, habían descendido a la tierra de nadie del barranco de Blace, se les hizo caminar hasta el último vagón y una vez allí se les anunció que estaban ilegalmente en territorio serbio. Para más desgracia, no llevaban consigo sus pasaportes. Sobre el andén se les notificó la detención: "Bienvenidos a Serbia, son prisioneros de guerra".

"Ya en Pristina [y tras siete horas de interrogatorios], aceptamos aparecer en la televisión local y decir lo que querían que dijéramos, que la OTAN atacaba objetivos civiles y todo eso, porque al menos desde el exterior se podría ver que estábamos vivos y bien. Nos prometieron que tras nuestra declaración ante las cámaras podríamos filmar algunas escenas en Pristina y quedaríamos inmediatamente en libertad, pero no cumplieron el compromiso", dijo Sistiaga. Antes de la declaración los pasearon por Pristina. "Querían demostrar que la vida era normal en la ciudad, pero los barrios albaneses estaban vacíos y sus tiendas cerradas", declaró Sistiaga.

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