Calaveras y diablitos

Como promoción a un disco a punto de editarse, en el que de nuevo la etiqueta rock latino funciona como marchamo de interés, se dieron cita en Madrid tres formaciones con un concepto diferenciado de música juvenil trenzada entre dos mundos. Los veteranos mexicanos Maldita Vecindad dieron rienda suelta a su ska pop con aroma de feria. No en vano, uno de sus mejores discos está dedicado al circo, y su saxo o sus vientos son tratados en esa dirección.La banda liderada por el cantante Roco y el saxofonista Sax ofreció un largo concierto en el que fueron recreándose en una buena selección de temas de su extensa discografía, entre los que cabe destacar su viejo éxito Pachuco. Buena ejecución: con fuerza y creyéndoselo. Tal vez la monotonía en su estilo sea su mayor enemigo en directo.

En segundo lugar, se estrenaba un cuarteto cordobés llamado El Hombre Gancho, cuyo modo de hacer música plantea, por decirlo con suavidad, un problema de personalidades superpuestas. Esto significa que, cuando uno les escucha, por más que intente abstraerse de ideas preconcebidas o prejuicios, jamás puede dejar de sucumbir a la tentación de relacionarlos con otros artistas o grupos. Si además lo que tocan es un tango, pues apaga y vámonos. Evidentemente, ésta no es más que una opinión entre muchas, aunque sorprendentemente compartida por buen número de los asistentes a este concierto. Pero también los habrá que piensen que, si le salió bien a Jarabe de Palo, ¿por qué no va a salirle igual a El Hombre Gancho? La respuesta, cuando se escuche entero su disco de debú-.

Para terminar, los impresionantes Aterciopelados dieron todo un recital de rock moderno, tocado de manera vibrante y cantado con el corazón por la extraordinaria Andrea Echeverri. Encontrando feliz complemento en la sutil guitarra de Héctor Buitrago, la solista alcanzó cotas de expresión a las que sólo acostumbran a llegar las primeras figuras, sabiendo sacarles todo el jugo a los temas, especialmente 'Maligno', de su disco Caribe atómico, el álbum que les ha convertido en grupo de culto en España.

Con su música carrilera, su acercamiento a la cumbia, su paseo por el rock minimalista, chirriantemente e hiriente, el dúo, acompañado de solventes músicos -entre los que hay que destacar al excelente percusionista-, hizo las delicias de una audiencia entregada al desarrollo del mestizaje musical latinoamericano como vía más transitada del rock de fin de siglo.