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Bienaventurados

DE PASADADespués de comprobar el afán de los organismos e instituciones de Granada por levantar en vísperas de elecciones estatuas, colocar hitos, placas, dólmenes, peanas y monolitos, y hospedar mártires y santos, uno tiene la impresión de que el 13 de junio, en los colegios electorales, los pecadores esperaremos turno junto a Fray Leopoldo, san Juan de Dios, la Virgen de las Angustias, san Miguel Arcángel, san Cecilio, el santo entierro y la restante cohorte celestial. A qué partido vote cada uno forma parte del secreto, pues razones tienen unos para agradecer la intervención de un alcalde socialista, el voto de un edil del Izquierda Unida o el trabajo de un equipo de gobierno del PP. Hay tal obsesión con rendir honores que los monolitos se postulan solos y claman por un pedestal. Sin ir más lejos, el que supuestamente la Cámara de Comercio iba a colocar en memoria de Bill Clinton resulta que no cuenta con el respaldo del presidente de la cámara, Antonio Lizancos, ni con el del alcalde Gabriel Díaz Berbel. Si nadie propuso semejante iniciativa hemos de acordar que fue el propio monolito el que aprovechó la confusión de las estatuas para exigir un emplazamiento frente a la Alhambra. Hasta la empresa municipal de cementerios, cuyo destino terrenal dirige el concejal Joaquín Abras, quiere convertir la capilla de duelos en museo, una suerte de hospicio donde vayan a parar todos los santos desperdigados por las dependencias municipales. Quizá algún concejal apurado tenga la tentación de aguantar envarado en una esquina con la esperanza de que los recaudadores de estatuas lo confundan, por ejemplo, con un san Antonio o con el santo Niño Tarsicio.. Pero hay más: en su afán de agradar a los santos, y por una pura cuestión de analogía, la empresa fúnebre ha subvencionado con un millón de pesetas a la cofradía del Santo Entierro. ¿Qué se creían, que iba a invertir en la cofradía del Resucitado? No señor. El concejal socialista Jesús García ha declaro que el PP continúa con la extensión de la política piadosa que inunda la vida municipal. "Monumentos, museo de arte religioso, cuestaciones, dinero público, bien nacidos, mal nacidos...", clama el inocente concejal. Que guarde expresiones en la recámara pues nos preguntamos qué diría si la concejalía de Alimentación y Consumo decide subvencionar la Santa Cena.

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