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Los técnicos del Instituto de Meteorología achacan al director la "inoperancia" del centro

España ha perdido influencia porque no asiste a reuniones internacionales, según los expertos

Entre los técnicos del Instituto Nacional de Meteorología, en su mayoría físicos, hay un profundo malestar, que ha ido en aumento en el último año, con el nuevo director, Eduardo Coca, al que acusan de sumir al Instituto en la inoperancia. "Nuestro trabajo es de hormigas ciegas: no sabemos adonde vamos porque no hay estrategia alguna", dice un físico. El deterioro es tal, afirman, que España casi ha desaparecido de los foros internacionales. También denuncian la creación de un servicio paralelo en Cataluña que duplica funciones y medios, ante el silencio del Ministerio de Medio Ambiente.

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No es una tormenta repentina de verano. Al malestar existente, "profundo y generalizado", según estas fuentes, se ha llegado en un lento proceso que viene arrastrándose en los últimos años, pero que, tras el nombramiento, en enero de 1998, del nuevo director, Eduardo Coca, un técnico del Ministerio de Medio Ambiente, ha llegado al límite.Los técnicos de distintas áreas con los que ha hablado EL PAIS, todos con experiencia mínima de 18 años en el Instituto, mantienen que se ha llegado a una situación insostenible en la que la tónica general es de total desconcierto y apatía: "Asistimos a un deterioro de tal calibre, que no es que estemos perdiendo la ocasión de reconvertirnos, como están haciendo la mayoría de los servicios europeos, es que estamos perdiendo la oportunidad de coger el tren en muchísimos años", repiten estos funcionarios, que prefieren guardar el anonimato y que aseguran ser representativos de muchos de los 1.600 trabajadores del INM repartidos por toda España, 500 de ellos en Madrid.

La réplica de Eduardo Coca es rotunda: "No entro en polémica con unos señores que no sé quiénes son ni a quién representan. Y no contesto a chorradas que no tienen fundamento".

Estos científicos mantienen que, si hace 20 años su trabajo era artesano y sobre todo hacían mapas, ahora esto se hace apretando un botón, y gran parte del personal se dedica a trabajos de investigación y nuevas técnicas. Y en esa dirección va la reconversión que hacen los meteorológicos europeos. "Pero nuestro trabajo es pura rutina, estamos totalmente estancados", dicen.

En las predicciones, servicio estrella del Meteorológico, reconocen que se ha avanzado notablemente: "Ahora hay unos criterios claros de coordinación de la predicción, que ha mejorado mucho". Pero otro cantar es la tecnología. "Sólo está informatizada la obtención de los datos, la observación y los modelos numéricos, pero la intervención humana, un 10% del proceso que podría automatizarse, continúa igual que hace 50 años por falta de planificación", mantiene un técnico.

En Europa se intenta automatizar al máximo la predicción para dedicar más recursos a la investigación del cambio climático o a la red de satélites y radares. "Tenemos una red de 15 radares, que en tecnología es puntera en Europa, que ha costado miles de millones, y está atendida sólo por dos personas. Eso es absurdo", señala otro físico.

La mención a Europa es constante en boca de estos científicos, que afirman que, en meteorología, cada día se funciona más a escala internacional. "España paga este año 3.400 millones de pesetas a EUMETSAT, la organización europea de satélites meteorológicos, y se habla ya de que en los próximos años aportaremos 5.000 millones, pero no sabemos qué podemos obtener como contrapartida, porque el director del INM no va a las reuniones de los órganos de gobierno".

La ausencia de la dirección del INM de los foros internacionales es muy criticada por estos funcionarios, que reconocen que España tiene una presencia técnica razonable en algunos, caso de EUMETSAT, pero no en los órganos de gobierno en los que se toman las decisiones.

Ausencias internacionales

"La ausencia del director no la puede suplir nadie a la hora de tomar decisiones. Ahora mismo vamos a las reuniones de EUMETNET (Conferencia de los Servicios Meteorológicos europeos), pero no hacemos nada. Afortunadamente hemos pasado de la orden de no ir, a la de ir y callar", dicen. A las reuniones del Consejo del Centro Europeo de Predicciones a Plazo Medio (CEPPM), considerado el mejor centro de predicción del mundo, y en donde se marcan las grandes líneas políticas del centro, tampoco asiste Eduardo Coca. Una justificación para estas notorias ausencias de los organismos de decisión internacionales la achacan muchos de los consultados a su falta de conocimientos, de la meteorología en general y del inglés en particular, lengua habitual en estos foros. "Son dos conocimientos básicos para un director de un organismo esencialmente técnico como el INM", dicen.La investigación es otro cantar. Hace poco más de un año, los investigadores del centro dirigieron una carta a la ministra Isabel Tocino, quejándose por la inadecuada gestión de los fondos dedicados a este menester. La respuesta fueron buenas promesas generales y "algún arreglillo mínimo". Reconocen que aunque el ministerio está poniendo el énfasis en el cambio climático, el Meteorológico está al margen. "Hay francotiradores, pero nada institucional", afirman varios físicos, que añaden que han dejado de acudir a plenos y grupos científicos del IPCC, el organismo internacional que lleva toda la parte científica del cambio climático.

En cuanto a la presencia en la Antártida, donde el INM siempre estuvo con programas, en la base española ha desaparecido "Se está dejando de ir a todas partes. No sabemos si es incompetencia, falta de visión o simplemente racanería hasta extremos dolorosos", dice un físico.

Otra cuestión, según estos técnicos, es la duplicidad de servicios públicos que están surgiendo, como en Cataluña, y ante los que el ministerio "mira para otro lado". La Generalitat ha creado un servicio propio, el Servei Meteorologic de Catalunya, que ya tuvo un precedente en la República, y que en la práctica es una duplicidad de la estructura técnica del nacional.

Por ejemplo, ha colocado un radar a escasa distancia del radar del INM, y estaciones de observación que no pueden integrarse en la estructura mundial, pese a que ya lo han solicitado. La respuesta ha sido que deben serlo a través del servicio reconocido, que sólo es uno por cada Estado.

"Eso significa unos gastos tremendos, técnicos y de personal. Por ejemplo, ahora se paga un canon por imágenes de satélites por duplicado, por el INM y por Cataluña. No es alto, pero es un caso, y los hay más sangrantes". Y añaden que, independientemente del aspecto político, es una situación que repercute en aspectos científicos de la meteorología en España.

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