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Reportaje:

El alcalde Díaz Berbel y 'Mister Marshall'

El proyecto contó, desde el primer momento, con la complacencia regocijada del alcalde de Granada, Joaquín Díaz Berbel, del PP, personaje peculiar que, desde la acampada de Abdulaziz con las jaimas, vio en el multimillonario príncipe saudí, al que califica como "un tío superhumano", un personaje a través del cual redondear su figura pública y un Mister Marshall del desierto que quizá iba a elegirle como mediador para verter sus dones sobre Granada. O Abdulaziz le prometió el oro y el moro -valga la expresión- o, como acusa la oposición municipal, confundió el alcalde lo público con lo privado e, invitado como deferencia por permitir al príncipe acampar en el Llano de la Perdiz, pensó más bien que el hijo del rey Fahd le había escogido por su personal donaire.Algo de tal confusión puede haber. Cuando el príncipe acampó frente a Sierra Nevada, Díaz Berbel subió, dice, "a cumplimentarle". Luego, Abdulaziz le pidió que se quedara a comer, y, entre cordero y cordero, salió una invitación a Riad, adonde, por cuenta de Su Alteza, Díaz Berbel se llevó su propio séquito, en el que iban su mujer, su hermano, tres concejales de su partido con sus esposas, dos de sus hijos, su nuera, su jefe de prensa y su chófer, entre otros. El alcalde, que cuenta fascinado cómo le alojaron "en el hotel-palacio donde días antes estuvo Nelson Mandela", dice que el príncipe quería invitar a todos los que le habían hecho fácil su estancia en Granada. Pero resultó un elenco algo difícil de vender como visita privada, y provocó rechiflas e interpelaciones de la oposición, que no entendía cómo, si el viaje lo hacía como munícipe, se había hecho acompañar sólo de sus correligionarios.

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"Senador del Reino"

Máxime cuando al alcalde se le ocurrió decir que acudía a Riad enviado por el Gobierno para un asunto de venta de aviones de CASA. El desmentido del Ministerio de Industria y Energía le hizo traspasar el supuesto origen del encargo al embajador de España en Arabia Saudí, que también lo negó posteriormente. Reveses que no desaniman a Díaz Berbel, "senador del Reino", como gusta recordar, quien, con motivo de la reciente visita a Riad del príncipe Felipe, en la que se habló de los aviones, cuenta que se dijo a sí mismo: "Hombre, pues estamos los dos trabajando en la misma historia". El caso es que el alcalde está molestísimo con la punta que PSOE e IU sacan siempre a sus viajes, a veces a cargo del presupuesto municipal, otras invitado por empresas privadas, con una mezcla que encuentran poco clara de representatividad, funciones, campo y playa. Y, lo que es peor: considera que el silencio de Abdulaziz hacia él desde el verano pasado -ni una llamada, ni una carta, ni una postal- es consecuencia de lo que "le molestó que se le ridiculizara y criticara, por pura envidia".

Con todo lo que le había prometido financiarle: la rehabilitación de la kuba del Cuarto Real de Santo Domingo, "para la que el agá Jan ha dado ya algo más de veinte millones"; la traducción al árabe de la obra de Lorca. "Todo empantanado". Mister Marshall ha vuelto a pasar de largo.

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