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Aznar aplaza sin fecha su reunión con Arzalluz sobre el proceso de paz

Luis R. Aizpeolea

Las relaciones Gobierno-PNV pasan por su peor momento desde el pacto de investidura de José María Aznar en 1996. Aznar ha marginado a los nacionalistas vascos de su segunda ronda de conversaciones sobre la paz. Ha recibido entre febrero y marzo a José Borrell, Jordi Pujol y Julio Anguita, pero La Moncloa no ha fijado fecha para Xabier Arzalluz: "Se celebrará cuando haya voluntad de diálogo entre ambas partes".Aznar recibió a Arzalluz en octubre. En diciembre estaba previsto otro encuentro, pero La Moncloa lo canceló al filtrarse la noticia. Su temor era que el líder del PNV, al hacerlo público, se atribuyera el resultado político del inminente traslado de un grupo de presos etarras a la Península que el Ejecutivo debatía en ese momento.

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Desde entonces, La Moncloa no se ha puesto en contacto con Sabin Etxea para una nueva reunión. Tanto el Gobierno como el PNV coinciden en que hay distanciamiento y desconfianza entre Aznar y Arzalluz. Desde el Gobierno se fija el comienzo de la crisis en enero de 1998, cuando Aznar rechazó el Plan Ardanza sobre la pacificación y Arzalluz anunció que buscaría su propia vía de diálogo con el nacionalismo radical.

Pero el punto máximo de resquemor se alcanzó con motivo de la declaración de tregua de ETA, en septiembre. En la reunión que celebraron en La Moncloa pocas semanas después, Aznar acusó a Arzalluz, en una reunión "dura" y "tensa", de "deslealtad" por no haberle informado de sus pactos con EH, la marca electoral de HB, y de la preparación de la oferta de la banda terrorista.

Los contactos con ETA

Aznar respondió a Arzalluz con la misma moneda. Así, no le informó de su decisión, hecha pública el 3 de noviembre, de autorizar contactos con ETA. El PNV calculaba que Aznar tardaría en dar ese paso.

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El hecho es que desde la firma del Pacto de Estella, las relaciones no han hecho más que deteriorarse, como reconoció el jueves el ministro Josep Piqué, al rechazar la propuesta sobre los observadores de la ONU.

Los conflictos han saltado a las instituciones con enfrentamientos entre el Parlamento vasco y el Gobierno sobre la política penitenciaria, la violencia callejera o la invitación a la Asamblea kurda en el exilio.Así, las relaciones se ciñen a los contactos institucionales entre el presidente del Ejecutivo y el lehendakari, Juan José Ibarretxe, y entre el vicepresidente primero, Francisco Álvarez Cascos, y el portavoz peneuvista en el Congreso, Iñaki Anasagasti.

Fuentes nacionalistas atribuyen el desinterés de Aznar a que "no quiere salir en la foto con Arzalluz" ante las elecciones de junio. También, a que sus discrepancias le impedirían presentar algún acuerdo. Para el PNV, "Aznar quiere protagonizar con ETA el proceso de conversaciones para la paz".

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