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Salima Ghezali, premiada por defender las libertades en Argelia

La periodista argelina Salima Ghesali, de 40 años, recibió anoche el Premio Agustín Merello de la Comunicación, que conceden la Asociación de la Prensa de Cádiz y Unicaja, como reconocimiento a "su defensa de las libertades" en una situación límite. Hasta diciembre de 1996, cuando el semanario La Nación fue clausurado por novena vez, Ghezali fue la única directora de periódico en todo el mundo árabe. La también premio Sajarov y el Olof Palme fue el pasado año candidata al Nobel de la Paz.

La Facultad de Periodismo de Argel (Argelia) no parece un lugar con futuro. Ni en la teoría (los profesores cumplen ya cinco meses en huelga reclamando unas condiciones de trabajo dignas) ni en la práctica: 60 periodistas han sido asesinados y una veintena de periódicos han sido cerrados por el Gobierno argelino en los últimos cuatro años. Enganchada a la bandera de la denuncia sobre la situación de la información en su país, la periodista Salima Ghezali se ha convertido en la voz más clara y sonora con que cuentan sus compatriotas para que en el exterior se conozca al detalle la situación que atraviesa Argelia, un país en guerra civil. "Lo primero son los seres humanos, después las denuncias profesionales", asevera. El mayor éxito informativo de La Nación se publicó, paradójicamente, en Le Monde Diplomatique: un informe sobre los derechos humanos en Argelia que fue censurado. El equipo de periodistas y colaboradores del semanario dibujó la realidad de su país: la violencia institucional y la no institucional, la existencia de discursos políticos que desencadenan odio, la barbarie, la censura, la inacción de la justicia. Fueron acusados de hacer apología del terrorismo. "El problema del Gobierno es que nosotros respetamos la ley y lo tienen muy difícil para condenarnos", explica la periodista. La directora de La Nación, el semanario que pretende reabrir, oye su voz amplificada cada vez que pone sobre la mesa la situación de Argelia, un país que se encuentra ahora en precampaña electoral. En Argelia sobre el papel se respetan los derechos humanos, pero han muerto ya más de 20.000 argelinos, según las cifras oficiales. El número de empleos destruido asciende a 600.000. "Había que ser mujer para saborear la textura áspera de la palabra compasión", escribe Ghezali en su libro Los amantes de Sherezade.

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