El Estado ingresó 862.100 millones más de lo previsto en 1998, pese a la caída en el IRPF
En 1998, el Estado ingresó 862.100 millones de pesetas más de lo previsto y un 9,2% más que el año anterior (1,47 billones). La desviación sobre lo presupuestado responde en un 71,3% a los ingresos no impositivos y se centra en las primas de emisión de deuda, los beneficios del Banco de España y las privatizaciones. El 28,7% restante obedece al impuesto de sociedades y los impuestos especiales, ambos derivados de la recuperación económica. El IRPF, casi la tercera parte de los ingresos, ha recaudado 318.200 millones menos de lo previsto, un 9,8% menos que en 1997.
El balance de los ingresos del Estado el pasado año repite prácticamente el esquema del ejercicio anterior, con claros síntomas de agotamiento. Pese a que la economía ha crecido medio punto más que en 1997 en términos nominales (con inflación), del 5,6% al 6,1% de 1998, el aumento de los ingresos ha sido del 9,2%, frente al 13,7% del año anterior.Las comparaciones son en términos homogéneos. Es decir, que para 1998 en relación a 1997 se ha restado en ambos años la partida que corresponde al 15% del IRPF cedido a las comunidades autónomas, mientras que para la comparación entre 1996 y 1997 se ha incluido esa partida, ya que en el primer año no existía la cesión y en el segundo sí, pero en ambos casos contabilizó como un mayor gasto. Comparados los ingresos por impuestos (excluidos los derivados de privatizaciones), el crecimiento es del 5,9% respecto al año anterior, igual que el obtenido por la renta nacional bruta disponible y unas décimas por debajo del aumento en la remuneración de los asalariados (6,2%). Esto indica que la recaudación de los impuestos está muy ligada a la evolución económica sin que, en conjunto, se registren avances en la lucha contra el fraude.
Hay que tener en cuenta que el ritmo de las devoluciones ha sido superior al del año anterior, aunque también los importes solicitados han aumentado de manera significativa (un 4,3% en el IRPF). Igualmente influye la deflactación (eliminación del efecto de la inflación en los sueldos) de la tarifa del IRPF, que ha supuesto una disminución entre el 3,31% y el 2,80% para los tramos más bajos y del 2,1% para los superiores.
En el otro lado de la balanza está la nueva retención sobre alquileres (100.000 millones). También, el aumento del 15% al 20% en las retenciones sobre actividades profesionales y del 30% al 40% en las correspondientes a los miembros de consejos de administración. Por último, influye el alza del 4% al 6% en el impuesto que grava los seguros de riesgo (110.000 millones, un 75,8% más que el año anterior) y el nuevo impuesto sobre el consumo de electricidad (84.100 millones).
Impuesto sobre la renta
El balance final es negativo para el IRPF, que recaudó el pasado año 318.200 millones por debajo de lo presupuestado y un 9,8% menos que el año anterior. Frente a un aumento del 5,8% en los ingresos por retenciones del trabajo, las correspondientes a las rentas del capital han disminuido un 14,4%. Esto último obedece a la caída de los tipos y al desplazamiento del ahorro hacia productos sin retención fiscal.El fracaso del IRPF ha sido más que compensado por otros impuestos -sociedades, IVA y especiales- y por los ingresos de privatizaciones, beneficios del Banco de España y primas de emisión de deuda. En conjunto, los ingresos del Estado han sido el pasado año superiores en 862.100 millones de pesetas a lo presupuestado y han crecido un 9,2% sobre el año anterior.
De esta desviación, la mayoría corresponde a los ingresos no impositivos (el 71,3%) y el resto a los impositivos (28,7%). Entre las partidas que más han crecido sobre el año anterior destacan las plusvalías de privatizaciones de activos públicos (84%), aunque los ingresos directos por este concepto han caído un 15,1%.
La diferencia responde a que los ingresos por plusvalías se derivan de privatizaciones efectuadas el año anterior, mientras que la caída de los ingresos por venta de acciones revela el agotamiento de este filón.
Sin incluir privatizaciones, el impuesto de sociedades ha crecido un modesto 4,1%, pese a que los beneficios de las empresas han aumentado un 15,9%. El escaso resultado obedece, en parte, a que en 1997 se ingresaron 104.700 millones por el gravamen extraordinario sobre revalorización de activos de las empresas. También se aplicó en ese año un aumento de los pagos a cuenta de las grandes empresas, lo que infló el resultado de 1997.
El aumento en el impuesto sobre el valor añadido (un 9,3%) refleja el crecimiento del consumo el pasado año (6,1%), el aumento de las importaciones y el afloramiento de actividades sumergidas. En el aumento de los impuestos especiales (15,8%) incide también el crecimiento del consumo, la lucha contra el contrabando de tabaco y el nuevo impuesto sobre la electricidad.
Los ingresos por tasas y precios públicos también han crecido de manera significativa (45,5%), gracias a las primas de emisión de deuda que se han obtenido por el canje de títulos a tipos más bajos, una posibilidad que tiene también límite. Los ingresos por beneficios del Banco de España (13,2% de incremento) también han registrado un crecimiento importante.
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