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Mártires del Compás acercan el nuevo flamenco más desenfadado

El empuje del nuevo flamenco es tal que ya ni siquiera se le resisten las salas más rockeras. Es el caso de Tunk!, local irunés que mañana (23.00) dará cobijo a la puesta en escena de Mártires del Compás. Allí, el conjunto andaluz presentará las composiciones de su tercer elepé tras la actuación de Piñonate, un grupo que no le acompañará esta noche en Elorrio (Arriola Kultur Aretoa; 22.30). Los orígenes de Mártires del Compás se remontan a la primera mitad de esta década y se localizan a orillas del Guadalquivir, donde encuentra acomodo el cantante gaditano Chico Ocaña. Allí, en Sevilla, reúne a los miembros del grupo y pronto se revela como apóstol del mestizaje musical y del buen humor al editar, en 1995, Flamenco billy. Con la publicación de Prohibido dá el cante, su segundo elepé, los vapores rumberos que desprendía su receta se diseminaron un tanto y ganaron aun más peso ingredientes como el blues, el reggae, el jazz y elementos africanos que el grupo diseminaba sin complejos entre alegrías, bulerías, sevillanas y tangos. Definitivamente, el sexteto apostaba por la fusión y emprendía un camino que ha desembocado en Al compás de la llaga dolorida, un tercer álbum del que Ocaña ofrece la siguiente descripción: "Es una respuesta que anima nuestra búsqueda por vestir, desde el flamenco, otro sonido del sur para el mundo". Jondo, sureño y mestizo, así es su sonido. Pero si desinhibida es su fusión de estilos, no lo es menos la literatura guasona que la adorna. Así, quien no esté por la labor de bailar, seguramente encuentre algún motivo para esbozar una sonrisa estando enfrente de estas víctimas del ritmo.

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