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Entrevista:

"Hay intereses de Estado para deslegitimar el proceso de integración europea"

Luis Barbero

JUAN ANTONIO CARRILLO SALCEDO MIEMBRO DEL COMITÉ ANTIFRAUDE DE LA UE Juan Antonio Carrillo Salcedo, nacido en Sevilla, donde enseña Derecho Internacional, ha sido designado por el Parlamento Europeo miembro de la comisión de expertos que estudiará hasta el 15 de marzo los casos de corrupción detectados en la Comisión Europea.Pregunta. ¿Qué supone para usted integrar el comité de sabios que controlará los supuestos casos de fraude en la Comisión Europea? Respuesta. Una gran responsabilidad y un honor. El mandato del comité no es controlar el fraude sino comprobar si los mecanismos de detección del fraude, de la mala gestión, e, incluso, del nepotismo, han funcionado o no. La comisión ya tiene unos mecanismos de control, pero ante determinados hechos puede que no hayan funcionado o que no sean suficientes. Se trata de hacer una evaluación de la gestión y es también una evaluación del colegio de comisarios. P. ¿Por qué ahora? R. Todo esto se produce en un momento de una crisis institucional muy grave que afecta profundamente al proceso de construcción europea y con ello entramos ya en un terreno distinto al de la gestión. Se entra en el de la política. Tras haber conseguido el espacio económico interior único, tras haber conseguido la moneda única, aunque todavía no afecte a los 15 países de la Unión Europea, el próximo paso en la integración europea tiene que tener un tinte político más claro. En lo económico se ha llegado al límite y ahora hace falta profundizar en la cohesión social y en la política intraeuropea y en la política europea en el mundo contemporáneo. En estos momentos es gravísima una crisis institucional, que siempre es grave, pero que a veces es más perturbadora. P. ¿De qué puede servir el comité? R. Este comité puede contribuir, mediante una análisis independiente, a una racionalización y a salvaguardar más Europa. El objetivo es incidir en la integración y en la idea de una Europa política, más de los ciudadanos. P. En la reciente crisis de la Comisión Europea, ¿ha observado la existencia de intereses nacionales que pretendían deslegitimar el proceso de integración europea? R. Creo que sí, es evidente. Hay intereses políticos, de partidos, y también de estados, en rebajar el tono de un órgano que representa a Europa y que es el motor de integración. Esto ocurre precisamente en un momento en el que la Agenda 2000, que había sido elaborada por una Comisión distinta, una Comisión dirigida por Delors, que era muy fuerte políticamente, se está negociando. Puede haber intereses de ciertos sectores políticos y de ciertos estados en templar lo europeo para reafirmar los intereses de estado. Éste es el trasfondo de esta crisis. P. ¿No es casual entonces que la crisis coincida con el debate de la financiación de la UE? R. Absolutamente, no es casual. P. ¿Cómo ve la responsabilidad de Alemania en la crisis? R. De enorme relevancia, por su peso, por los cambios que han tenido lugar tras las elecciones [victoria de los socialdemócratas, que han formado gobierno de coalición con Los Verdes]. A todos los europeos nos interesa una Alemania europea y no una Europa alemana. P. ¿Es ésta la principal fuerza centrífuga que se resiste...? R. Sí, pero no la única. Hay otras formaciones políticas de otros países, como el lepenismo, la extrema derecha francesa o el partido conservador del Reino Unido. Esto es consecuencia de un cierto desencanto de la idea europea en los grandes estados y formaciones políticas. No creo que sea sólo Alemania. Es un problema muy de conjunto, muy complejo. En síntesis, hay fuerzas políticas partidarias de más Europa y otras de menos Europa. Las que están en favor de Europa me parece que son más progresistas. P. ¿Considera que hasta marzo hay tiempo suficiente para hacer su trabajo? R. El tiempo es corto, pero es el calendario el que lo marca. Están las elecciones al Parlamento Europeo en el mes de junio. El trabajo es enorme. Intentaremos hacer todo lo posible. De cualquier manera, creo que es factible porque a nosotros no se nos piden evaluaciones políticas. Mis comentarios anteriores son a título estrictamente personal. Como comité de expertos nuestro trabajo es más circunscrito. Hay unos mecanismos, ¿han funcionado, no han funcionado, por qué no han funcionado, cómo funcionan? Hay un colegio de comisarios ¿cómo funciona? Es un trabajo más acotado. Somos cinco miembros y tres de ellos tienen experiencia en tribunales de cuentas, otro ha sido abogado general ante el Tribunal de Justicia de las Comunidades. Este comité puede hacer su trabajo con rigor aunque el tiempo es muy corto. P. ¿Es necesario reforzar el papel del Parlamento Europeo para que controle mejor a la Comisión? R. El Parlamento Europeo ya tiene muchas competencias de control político de la Comisión. Todo lo que sea reforzar el papel del Parlamento, como europeísta, me parece positivo. Ahora se trata, más que del control político, de reforzar los mecanismos de control de gestión. No se trata de reforzar el Tribunal de Cuentas, que ya es una institución comunitaria, ni al Parlamento, sino de mejorar los mecanismos de control de la gestión del día a día para que ésta sea transparente, menos opaca, más eficiente, más racional. Ése es el campo en el que se va a mover el comité. P. ¿Cómo interpreta los casos de corrupción surgidos en la Comisión? R. Donde quiera que hay maquinaria, siempre hay seres humanos que puedan usarla en beneficio propio. Lo importante es que haya mecanismos que hagan más difícil el abuso y si esto ocurre, que intervengan los órganos jurisdiccionales, ya sea el Tribunal de Cuentas o un juez ordinario si existe un delito. Ya hay personas ante los jueces belgas. La Comisión ha reaccionado, no ha puesto tierra encima de los casos, más bien todo lo contrario. Somos humanos y siempre es posible el abuso. Lo importante es que existan mecanismos de prevención y corrección para hacer más difíciles los abusos y si ocurren que sean más detectables y puedan ser sancionados. P. En su opinión, lo que ha fallado entonces es la prevención. R. Eso sería una respuesta anticipatoria y no honesta en estos momentos. Soy miembro de un órgano que tiene por misión examinar con imparcialidad e independencia. Si empiezo por tener opiniones y prejuicios no estaría cumpliendo con mi deber. Eso lo veremos próximamente. Cuando hayamos terminado diremos lo que hemos comprobado. Ahora sólo puedo tener deducciones de los medios de comunicación, pero no pruebas, documentos. P. ¿A quién tendrán que rendir cuentas cuando terminen su trabajo? R. Este órgano se ha creado por el Parlamento. Bajo los auspicios del Parlamento y de la Comisión vamos a trabajar, pero las cuentas las tenemos que rendir al Parlamento.

"Donde hay maquinaria siempre hay seres humanos que la pueden usar en su beneficio"

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Sobre la firma

Luis Barbero
Es subdirector de Actualidad de EL PAÍS, donde ha desarrollado toda su carrera profesional. Ha sido delegado en Andalucía, corresponsal en Miami, redactor jefe de Edición y ha tenido puestos de responsabilidad en distintas secciones del periódico.

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