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Guillén sostiene que la literatura es igual de incoherente que la vida

Su último libro aborda la diversidad literaria

Miguel Ángel Villena

Claudio Guillén (París, 1924) es uno de los grandes especialistas españoles en literatura comparada. Hijo de Jorge Guillén y profesor durante muchos años en universidades de Estados Unidos, ha escrito varios libros sobre teoría de los géneros y acerca de la historia de la literatura. Dolido por la escasa atención que se concede en España a la literatura comparada, mientras "en Francia o en el Reino Unido hay 40 cátedras de esta disciplina", Claudio Guillén aborda en Múltiples moradas (Tusquets) un exhaustivo ensayo, fruto de años de trabajo. La literatura en relación con el exilio, con el paisaje, con la epistolaridad y con la obscenidad, así como los orígenes de los movimientos literarios nacionales integran el grueso de una obra concebida para especialistas o un público universitario."¿Tiene usted enemigos?", pregunta una persona. "Uno sólo", responde el otro, "el que me simplifica". Esta cita de su padre que figura al principio del prólogo ilustra la intención del autor. "La literatura", comenta Claudio Guillén, "es un truco retórico. Todo es incoherente en la vida y también en la literatura. En ese sentido, la multiplicidad de la vida hay que entenderla a través de la literatura". El modo de captar esa multiplicidad sin simplificaciones figura entre los principales objetivos de estas "provincias de moradas que son parte del mundo".

El ensayista se muestra partidario de las superposiciones más que de las dialécticas y subraya: "La historia es el ámbito del cambio y en la literatura observamos continuidades, como la comedia, y discontinuidades como el género pastoril. Unidades y diversidades se dan cita en la literatura comparada".

Claudio Guillén reconoce que la mezcla y el solapamiento de géneros representan fenómenos antiguos, si bien en los últimos tiempos esta tendencia se ha reforzado. "Tanto el ensayo como el teatro o la narrativa aguantan y se mantienen bien. Pero es cierto que ahora los escritores son más conscientes del cruce de géneros", afirma Guillén.

El ensayista es consciente de las limitaciones de los estudios de literatura comparada y del riesgo de un cierto etnocentrismo. "Resulta obvio", agrega Guillén, "que es imposible abarcar todas las inmensidades culturales y, para estudiar literatura comparada, conviene conocer tres lenguas. A partir de ahí, hay que otear el horizonte".

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