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Hallados manuscritos y cartas del periodista Gaziel que se consideraban destruidos Los documentos pertenecían al archivo incendiado de la editorial Selecta

El incendio que destruyó en agosto de 1979 la librería Catalònia y parte del archivo de la editorial Selecta sigue dejando supervivientes. Si hace algunas semanas se conocían las 226 cartas cruzadas entre el editor Cruzet y Josep Pla , las averiguaciones de Sebastià Borràs, actual dueño de la librería, vuelven a dar fruto. Gaziel es ahora el protagonista: varias carpetas con manuscritos -alguno inédito-, cartas y documentos varios están a disposición de los investigadores. Manuel Llanas, autor de una reciente biografía de Gaziel, mencionaba entre sus fuentes cegadas la destrucción del archivo de Selecta. El hallazgo puede disminuir el alcance de la desgracia.

Las carpetas contienen, en primer lugar, dos cuadernos de notas manuscritas de Gaziel, correspondientes a sus viajes a Colombia (1937) y a Florencia (1951), que dieron lugar a libros ya publicados. Las notas, de una caligrafía delicadísima, son mucho más que meros apuntes y presentan, en muchos de sus párrafos, un cierto grado de elaboración. En el caso de Colombia, la aparición del cuaderno es especialmente interesante. La narración del viaje, editada en 1970, reproduce un tercio literal del manuscrito -la muerte impidió que Gaziel hiciera una reelaboración completa-, pero el responsable de la editorial, Tomàs Tebé, decidió expurgar el texto publicado, como él mismo aclara, de toda referencia "personal o demasiado íntima". El cuaderno incluye, asimismo, algunas referencias inéditas a la guerra civil que tenía lugar entonces en España. Entre las notas hay también una serie dedicada a Roma. Poco antes de morir, Gaziel trabajaba en un libro de viajes, que tenía como protagonista la capital italiana y que iba a añadirse a la pentalogía de Viatges i somnis, formada por libros sobre Castilla, Portugal, Galicia, Florencia y Suiza. Le dio tiempo a acabar un capítulo, ya publicado en su Obra Completa, y cuyo original también se encuentra entre los papeles rescatados. El capítulo de notas manuscritas se completa con un pequeño grupo de carácter autobiográfico. Probablemente se trata del esquema cronológico que el escritor utilizó para escribir sus estupendas memorias, Tots els camins duen a Roma. El hallazgo tal vez más trascendente de las carpetas son cuatro folios mecanografiados donde Gaziel expone, con toda minuciosidad, el que debería ser el plan de su obra completa castellana. Contrariamente a sus previsiones, las crónicas periodísticas de La Vanguardia, El Sol y Ahora no fueron recogidas en un segundo volumen de su obra completa. Él había ideado un volumen genéricamente titulado Las crónicas de Gaziel, que incluirían tres series: las crónicas de la I Guerra Mundial, que cubrió como corresponsal para La Vanguardia; una segunda que recogería los artículos de temática literaria y una tercera que combinaría las crónicas de carácter autobiográfico y textos sobre Barcelona, Cataluña, España y el mundo. Las crónicas completas de la guerra de 1914, Diario de un estudiante en París, Narraciones de tierras heroicas, En las líneas de fuego, De París a Monastir y El año de Verdún se publicaron en la primera década del siglo en la Editorial Studio de Barcelona y hoy son objetivo difícil de bibliófilo. Gaziel había previsto un sexto volumen De Joffre a Foch, que no llegó a recopilarse. El resto nunca ha sido publicado en libro. Obra castellana Sebastià Borràs desconoce la razón exacta por la que Selecta no publicó la obra castellana de Gaziel. Duda incluso de si llegaron o no a hacerse galeradas del que sería, sin duda alguna, un formidable libro de crónicas. Pero lo cierto es que ese material no está aún al alcance de la mayoría de lectores. Los folios del plan constituyen hoy, en cualquier caso, una excelente -y original- disposición para un editor interesado. Con toda precisión, Gaziel va señalando cuáles de entre sus artículos de guerra habían pasado, a su juicio, la prueba del tiempo y lo mismo hace con los posteriores, entre 1917 y 1936. Las carpetas rescatadas incluyen, por último, algunos papeles anecdóticos. Entre ellos, una muestra de la amable producción poética de su autor, entre la que se cuentan versos dedicados a Ferran Agulló y al Orfeó Català.

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