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Ruiz-Gallardón riñe al rector de la Politécnica por criticar a la Comunidad

El presidente regional, Alberto Ruiz-Gallardón, riñó ayer al rector de la Politécnica, Saturnino de la Plaza, por su oposición a la declaración de la Ciudad Universitaria como bien de interés cultural. Y lo hizo en su propia casa, con gesto severo y tono concluyente. Aprovechando la toma de posesión de Juan Miguel Hernández León como nuevo director de la Escuela de Arquitectura, Ruiz-Gallardón espetó: "No entiendo cómo alguien puede acusarnos de actitudes necrofílicas con la educación".De la Plaza, que presidía el acto de ayer junto al propio Ruiz-Gallardón, fue uno de los tres rectores firmantes de las alegaciones contra el proyecto de protección especial para la Universitaria. Las autoridades académicas entienden que una declaración así paralizaría el crecimiento del campus y lo convertiría en un espacio muerto. De ahí la acusación de necrofilia que el rector de la Politécnica suscribió con sus colegas de la Complutense (Rafael Puyol) y la UNED (Jenaro Costas).

La imputación ha escocido mucho en el Ejecutivo, que hasta ahora presumía de mantener magníficas relaciones con los rectores públicos madrileños. Así las cosas, el presidente optó ayer por contraatacar. Sin contemplaciones. Y olvidando la habitual cordialidad de los actos protocolarios.

Ruiz-Gallardón presumió del plan de inversiones que firmó con los rectores hasta el 2002 y de los 131.000 millones que rubricó el martes para mejorar la escuela. "No entendemos cómo alguien puede decir que hemos tenido actitudes necrofílicas con el sistema educativo", espetó. "Ninguna apuesta de este Gobierno ha sido superior a la educativa. Ni siquiera las infraestructuras del transporte, aunque su impacto mediático sea mayor. Por eso, no entendemos cómo pueden pensarse esas cosas".

Miradas de sorpresa

El director entrante, Hernández León, y el saliente, Ricardo Aroca, firmes partidarios en este asunto de la postura regional, se intercambiaron miradas de sorpresa ante la aspereza del comentario. El golpe le cogió desprevenido a De la Plaza: 10 minutos antes, durante su intervención, se había mostrado conciliador y ofrecía "colaboración y diálogo" para superar el conflicto.A la salida del acto, el rector insistió en que la Comunidad debía "conciliar la mejor defensa de la Universitaria con las necesidades de adecuar las instalaciones". De la Plaza recordó que cuando se diseñó el campus, en 1927, había 6.000 alumnos, una cifra que ahora se eleva a 120.000.

La refriega no pudo eclipsar la socarronería que imprimió Aroca a su despedida. El catedrático de luenga barba despotricó contra los departamentos ("salvo la invención de las religiones, pocas cosas han sido tan nocivas en la historia de la humanidad") y propuso a las autoridades competentes un par de lemas para los escudos universitarios: "Hoy por ti, mañana por mí" y "vive, deja vivir y reserva los apuñalamientos para los pasillos".

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Hernández León, ex director general de Bellas Artes con el PSOE y hoy presidente del Círculo de Bellas Artes, tampoco eludió la controversia. Reivindicó para la universidad un papel "incómodo para el poder", y alertó: "La Administración nunca puede tener la torpe respuesta represora de los pasados sucesos de Barcelona". Ruiz-Gallardón quiso ejercer con él de adivino y pronosticó: "Dentro de ocho años asistiremos, con otro presidente de la Comunidad, al relevo del hoy nuevo director". Lo que significa, al menos, tres cosas: una, que Hernández León se presenta a la reelección, que vuelve a ganar y que el hoy presidente andará entonces en otros oficios políticos. Si por él fuera, según ha confesado, en un palacio enclavado en la Ciudad Universitaria.

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