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Tres argumentos y un alcalde

Javier Sampedro
La tripulación del Discovery visitó ayer la Alhambra
La tripulación del Discovery visitó ayer la AlhambraCharo Valenzuela

John Glenn, Pedro Duque y los otros cinco astronautas del Discovery pasaron ayer el día en Granada contemplando amaneceres, suprimiendo ocasos, asomándose a balcones, respondiendo a preguntas sin respuesta y aguantando estopa institucional con notable aplomo cosmológico. ¿Por qué? He aquí tres razones.

1. El astrotaxi.

El pasajero se subió al único taxi que había en la Alhambra a esas horas de la mañana y se preparó para la habitual soflama contra las tarjetas amarillas, los partidos verdes y los semáforos rojos de la Plaza Nueva semiesquina con San Gil. Pero en vez de todo eso, el taxista preguntó: -¿Qué pasa aquí que hay tantos periodistas?

-Que han venido los astronautas.

-Ah, sí. Oiga, ¿y usted no cree que habrá vida en otros planetas?

-En nuestro sistema solar, probablemente no.

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-Pero hay otros soles, ¿no?

-Cada estrella es uno.

-Pues entonces lo que yo digo es que en esos otros soles también habrá planetas, y que en esos planetas podría haber vida. Entiéndame, a lo mejor sólo en unos pocos, pero lo que yo digo es que el universo es infinito, ¿no?

-Quizá no infinito, pero sí muy grande.

-¿Cómo no va a ser infinito? Porque vamos a ver: si el universo se acaba digamos aquí, ¿qué hay más allá? Pues más universo, ¿no?

-Me temo que no: el espacio es una propiedad del universo. Fuera no hay nada.

-Virgen Santa. A mí, verá usted, me gusta mucho la astronomía, pero es que hay cosas que me sacan de quicio, no sé si me explico.

-No se preocupe. Los científicos sienten la misma perplejidad que usted.

-Ya estamos aquí. Son 450.

El pasajero, que ha cogido millones de taxis en su vida, jamás había visto nada igual. Que Duque se quede en Granada hasta que el Sol estalle.

2. Estrella de la ciencia.

El veterano John Glenn dijo ayer en el Ayuntamiento: "Mi país y el suyo son similares en una cosa: en ambos sitios, los niños y los adolescentes se emocionan enormemente con nosotros. Ello puede llevarles a interesarse por las ciencias. Si hemos conseguido eso, nos damos por satisfechos".

Glenn no estaba fantaseando. Anteayer en Madrid, ayer en Granada, muchos niños se han mostrado sinceramente emocionados por la visita de los astronautas. Por un lado, corean el nombre de Pedro Duque como si fuera una estrella del pop, pero eso no es todo.

Sus maestros y sus padres cuentan que los niños les están friendo a preguntas sobre los planetas y las estrellas, las órbitas y las distancias, la preparación y los experimentos. Si las matriculaciones en ciencias crecen un 1% en Granada, Glenn y Duque merecerán una placa.

3. El sol no se pone. Bill Clinton había aconsejado a los astronautas que, en su visita a España, no se perdieran la puesta de sol desde el mirador de San Nicolás, uno de los mayores placeres que el presidente de los Estados Unidos recuerda en público. Por alguna extraña razón, las autoridades granadinas habían decretado que el sol se pusiera ayer a las 20.00, hora prevista en el protocolo para que Duque y los suyos se asomaran al susodicho mirador. El resto de los granadinos saben que, por estas fechas, a las 20.00 el cielo ya está negro como el azabache. Por fortuna, un técnico de la NASA suspendió la puesta de sol del protocolo en el último minuto. A ver qué le dicen los astronautas a Clinton cuando vuelvan.

Y un alcalde.

Puede que haya en España alcaldes más sensatos que el de Granada, Gabriel Díaz-Berbel. Pero es dudoso que haya uno más ubicuo. Kiki, que le dicen, regaló a los astronautas con su generosa presencia durante la comida, la cena, el desayuno, el piscolabis, el tentempié, la manduca, la pitanza, las viandas, sus muelas. ¿El quinto Beatle? No: el octavo pasajero.

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