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La comisaría de Málaga ha utilizado "ilegales" detenidos como traductores

La comisaría de Málaga ha empleado a indocumentados detenidos para hacer las veces de traductores a otros ilegales que acaban de llegar. La policía insiste en que tiene un equipo "magnífico" de intérpretes. Pero lo cierto es que el pasado noviembre los agentes echaron mano de un argelino internado en el centro de Capuchinos para que tradujera la declaración de un marroquí sin papeles y recién detenido, así como su incoación de expediente de expulsión.

El pasado 27 de noviembre el argelino Mousa S. salió del centro de internamiento de Capuchinos de Málaga, en el que ingresan los indocumentados que van a ser expulsados. No se le dejaba en libertad ni se le mandaba de vuelta a Argelia sino que se le encomendó ir a la comisaría central para hacer las veces de traductor español-árabe para otro indocumentado marroquí que acababa de ser detenido, ante la falta de un intérprete. Mousa S. tradujo la incoación del expediente de expulsión al marroquí Mohamed S. "como pudo" y no sin dificultades. "No hablaba bien el castellano y menos el lenguaje jurídico", asegura José Luis Rodríguez Candela, abogado de guardia que le asistió. "Estaba más preocupado por su propio caso que por hacer bien el trabajo", explica el letrado, que hizo constar en el acta de declaración su disconformidad con el desarrollo del caso. "Es bochornoso que en una ciudad como Málaga, donde se detiene a una media de dos inmigrantes diarios no haya un traductor de árabe disponible y menos cuando es un día laborable", manifiesta Rodríguez, que es presidente de la asociación Andalucía Acoge. La policía asegura, en cambio, que dispone de un "magnífico" equipo de intérpretes, pero pese a los reiterados intentos de este periódico no ha dado su versión sobre este caso. "Lo que firmas en la comisaría es la antesala del juzgado. ¿Cómo se va a avalar una declaración en base a lo que dice un ilegal que ha dicho otro?", se preguntan fuentes policiales. La respuesta parece ser clara: haciéndolo. Y eso a pesar de que el Reglamento de Extranjería dice, según Rodríguez, que el inmigrante detenido tiene derecho, además de a un abogado, a un intérprete. "Pero a un intérprete de verdad, claro". No es ninguna tontería. El detenido tiene 48 horas para presentar alegaciones y el abogado tiene derecho a un entrevista con él. "Aquella vez no existió tal posibilidad", asegura Rodríguez. Y no es un caso aislado. No es la primera vez que este abogado asiste a un indocumentado con otro ilegal de traductor. A finales de 1996 asistió a seis inmigrantes que habían llegado en patera. Aquella vez no se molestó a nadie de Capuchinos para traducir a los recién llegados, sino que fue uno de los propios ocupantes de la embarcación el que tradujo al resto. "Chapurreaba el español porque ya había estado en España y había sido expulsado en 1993", asegura Rodríguez.

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